*Especial, por Virginia Baghini (Lic en Nutricion. MP 4146)
Es importante mantener las defensas altas de nuestro cuerpo, en toda circunstancia de nuestra vida, pero hoy puntualmente considero que es un factor clave. Pienso que cada alimento debería ser un aliado en este momento, con tanto estrés y con una vida tan atareada, para lograr mantenernos saludables.
¿Cómo sé qué alimento elegir? No es capricho cuando nos dicen que comer verduras y frutas de todo tipo y color nos mantiene sanos. El secreto está en mezclar colores, ya que cada color es un antioxidante diferente.
¿Y qué es un antioxidante? Son sustancias que, a nivel químico-molecular, buscan completar otras sustancias incompletas que en exceso producen daño en nuestro cuerpo. De esta manera, al unirse logran completar una molécula y volverlos inofensivos para el cuerpo. Los antioxidantes más conocidos son: vitamina C, vitamina D, vitaminas del complejo B, vitamina A y E, vitamina K, los carotenoides (caroteno y licopeno), flavonoides, entre otros.
¿Dónde los encontramos? Estos se encuentran en los alimentos reales y naturales, por ejemplo, las frutas, verduras, carnes, huevos.
Por otro lado, las vitaminas y minerales se encuentran en todos los alimentos naturales y son como el “cemento” que conectan un “ladrillo” con otro, es decir, son clave para que ciertas sustancias en nuestro cuerpo puedan formarse de manera correcta.
Así, si no tenemos ese “cemento” no podemos lograr unir ni crear nuevas sustancias que generan defensas en nuestro cuerpo. Con esto, el organismo se debilita, y se vuelve propenso a ser hospedador de cualquier germen, que en exceso puede producir un daño, una enfermedad. Por lo tanto, ahí radica la insistencia tanto en el consumir vegetales de todo tipo y color.
Alimentos funcionales = alicamentos
Existen ciertos alimentos que desde la nutrición los llamamos alicamentos ya que son considerados alimentos “funcionales”, como si fueran “medicamentos” naturales que tienen una función positiva sobre nuestro sistema inmune. Quizás no curan una enfermedad, pero sí ayudan a potenciar nuestras defensas. Entre ellos, encontramos los siguientes alimentos:
- Coles: coliflor, brócoli, repollito de bruselas, nabo, berro, rabanito
- Aliáceos: cebolla blanca, cebolla colorada, ajo, puerro, cebolla de verdeo, ciboulette, echalote.
- Tomate, preferible como salsa de tomate y combinado con aceite de oliva.
- Vegetales color naranja como zanahoria, calabacín, calabaza.
- Frutos rojos, arándanos, frutilla, cerezas, moras, frambuesas.
- Cítricos: naranja, mandarina, pomelo, limón
- Frutos secos y semillas (enteros, en forma de harina, o sus aceites), nueces, almendras, castañas de cajú, aceite de nuez, aceite de almendras, aceite de canola, semillas de calabaza, semillas de lino, semillas de chía.
- Aceitunas negras o verdes, aceite de oliva
- Palta
- Pescados: sardinas, arenque, caballa, trucha arco iris, aceite de pescado.
- Especias: cúrcuma (la cual combinada con pimienta molida mejora su valor funcional),
- albahaca, romero, jengibre, anís, cilantro, tomillo, chili. Cacao amargo mayor a 85%
- Algas marinas
- Infusiones: Café molido, todos los tipos de té en especial, té verde.
En cuanto a porciones recomendadas de cada alimento, varían según las necesidades de cada persona. Te sugiero simplemente que tu plato presente por lo menos ¼ o la mitad de alguno de estos alimentos. Cuanto más, mejor.
Como todo hábito saludable, requiere de constancia y perseverancia. Tu cuerpo depende de vos, cuídalo todos los días o al menos la mayoría de los días, no 1 vez por semana. Es así como vas a notar la diferencia.