“Mi formación fue principalmente la experiencia, todo lo que fui viviendo y aprendiendo en viajes y en el dia a dia. Siempre fui muy curiosa, observada y preguntaba mucho”, comienza diciendo Ana Mazzeo, la cordobesa que, aunque estudió Comunicación Social en la UNC, siempre se dedicó fundamentalmente a las ventas.
Fue a un colegio bilingüe que le posibilitó vivir un mes en Estados Unidos, lugar al que volvió con 16 años para residir nuevamente por otro periodo de tiempo. Más tarde, comenzó su trayecto universitario, con el deseo de conducir en televisión o escribir, pudiendo cumplir esto último para determinadas revistas. Además, estudió locución y destaca: “Desde el primer momento, trabajaba”.
Así, pasó por distintas compañías hasta que un amigo de su padre, la invitó a desempeñarse como su asistente en Córdoba, estando él en San Diego. Luego, ingresó al universo de la construcción, hasta que, en 2004 ganó una beca para formarse en Import- Export de productos en Padova, Italia.
“Me dije a mí misma que al menos un año allá tenía que aguantar, para vivir a full la experiencia y no perderme nada. Así fue, pero esos 12 meses se convirtieron en 19 años”, recuerda.
Sin embargo, en el medio, vivió también en Barcelona durante un año, hasta que un llamado la llevó nuevamente a Italia. “Un cazador de talentos llamó al teléfono de mi jefe para ofrecerle un trabajo, pero no estaba. Tenía que ser para mí. Respondí y mi vida cambió para siempre”, rememora.
De esta manera, Mazzeo se introdujo a WOBI, que en ese momento era HSM. Al respecto, agrega: “A mis 24 años, empecé de cero, en otro país, sin hablar el idioma y sin conocer a fondo ni el sitio ni la cultura”.
Liderar con el ejemplo
Desde su ingreso y hasta llegar a la dirección, buscó que su labor se caracterice por la pasión y la constancia. “Mi impronta fue el ‘lead with example’, liderar con el ejemplo, trabajando en equipo y respetándonos siempre -sostiene-. Nos divertimos, festejamos y si algo no sale como planeamos, nos unimos más”.
En este marco, señala las claves para consolidarse en el liderazgo femenino: “Ser una misma, creer en el propio potencial y en el talento que vemos en los demás. Las mujeres tenemos una empatía que no se aprende en la universidad, podemos anticipar y abrir el diálogo”.
Y sigue: “La leadership femenina es saber escuchar y crear un ambiente de trabajo performante con escucha, además de organizacion y determinación. Hay que guiar a través del trabajo y los sueños. Creo que tomarnos el tiempo para entender a las personas que son parte de nuestro team es fundamental”.
Sin embargo, reconoce también el sesgo de género que prima en la jerarquía empresarial. Igual, celebra que “las empresas están dando más oportunidades”. “La presión que hemos ejercido en los últimos años no ha sido en vano. Las mujeres y los hombres vemos las cosas en modo distinto, las vivimos en modo distinto y por eso hacemos un gran equipo. Tener un solo punto de vista no ayuda en el crecimiento ni en la innovación”, reflexiona también.
Y continúa: “También depende mucho de que las mujeres se propongan para estos roles importantes, no esperando ser “nombradas”, sino pidiendo esa posición. Hay que tener paciencia. Quizás las cosas nos cuesten un poco más pero con duro trabajo y grandes resultados y las ganas que no tienen que faltar se puede conseguir”.
Finalmente, cierra aconsejando: “Sean independientes económicamente. Se trata de libertad. La violencia financiera existe y en Italia lamentablemente hay muchas mujeres que no podrían vivir sin la ayuda de sus parejas”.
“No renuncien a sus sueños por los obstáculos que se van presentando. Si ponemos un objetivo a largo plazo y no nos damos por vencidas nadie es más fuerte que nosotras. Se puede tener todo, basta quererlo y organizarse”, concluye.