*Por Naty Cico, autora del libro Gestión del tiempo: claves para una vida productiva y feliz. Creadora de contenido en @organiz.hadas.
¿Alguna vez tuviste que poner límites? Si lo hiciste, seguro coincidís conmigo en que no es fácil. Muchas veces, después de ese momento, te sentís agotada, como si hubieras corrido una maratón emocional. Pero lo cierto es que, cuando no ponemos límites, permitimos que otros invadan nuestros espacios y tiempos, esos que deberían ser sagrados.
Esto puede pasarte en el trabajo, con un jefe que te llama fuera de horario o ignora tus prioridades. También en la amistad, con alguien que espera respuestas inmediatas sin preguntarse si tu día está siendo un caos. Incluso en lo cotidiano, como cuando alguien asume que siempre vas a estar disponible.
Un día entendí por qué muchas personas desactivan el doble tilde azul de WhatsApp. No es que quieran ignorar a otros; es que estamos poco acostumbrados a respetar el tiempo ajeno. Creemos que si alguien leyó nuestro mensaje, tiene que responder ya. Pero, curiosamente, cuando somos nosotras las que necesitamos espacio, sentimos esa misma presión y nos incomoda.
Un “en este momento no puedo, pero más tarde hablamos” es más efectivo que acumular frustración hasta estallar. Expresarnos con calma y firmeza ayuda a que el otro comprenda y respete nuestro espacio.

Algunos tips para tener en cuenta a la hora de poner límites:
- Definí tus límites. ¿Qué situaciones te desgastan? ¿Qué pedidos aceptás por costumbre, pero te incomodan? Reconocerlo es el primer paso.
- Comunicalo sin culpa. Un “ahora no puedo” o “prefiero hablarlo en otro momento” son frases válidas y necesarias.
- No expliques de más. No siempre tenés que justificarte. Un límite claro no necesita un párrafo de disculpas.
- Mantenete firme. Habrá quienes insistan, pero si sos consistente, entenderán que tu tiempo y energía son valiosos y, en el futuro, lo respetarán.
Así como es importante poner límites, también debemos aprender a respetar los de los demás. No todos tienen nuestra misma disponibilidad, prioridades o formas de manejar el tiempo. Ser cautelosas con nuestras demandas y valorar el espacio ajeno es una muestra de respeto y madurez. Antes de esperar una respuesta inmediata o exigir atención, preguntémonos: ¿estoy invadiendo el tiempo del otro?
Poner límites es una forma de decirte a vos misma: ‘mi tiempo vale, mi tiempo importa’. Y sí, al principio puede costar, pero cuando lo lográs, ganás algo invaluable: paz mental y más tiempo para lo que realmente importa.