*Especial, por Cris Schwander
Todos somos valiosos. Sin embargo, el condicionamiento social, las expectativas del mundo en el que nos movemos. las creencias que forjamos en nuestra niñez pueden haber grabado en nuestra identidad un sentimiento de falta de valor, de creer que no podemos o no servimos. Creo que todas lo hemos sentido en algún momento de nuestra vida y hoy te invito a reflexionar sobre la importancia del amor propio y el autoestima.
Autoestima se trata de brindarnos consideración, respeto, actuando con dignidad y aprecio. Así, nos lleva a acrecentar nuestro poder personal como líderes de nuestro propio transitar ¿Cuánto te valoras? ¿Cómo te tratas?
Desarrollar la autoestima saludable significa poder ser conscientes de nuestros autojuicios, percepciones, pensamientos, autodiálogos.
Requiere mirarnos interiormente y reconocer nuestra identidad original. También, potenciar nuestros dones y aceptar nuestras imperfecciones como humanos que somos.
Una autoestima saludable despierta la autoconfianza, nos quita de la culpa no saludable, nos permite declarar “no”, “sí”, “no sé”, “perdón” y “gracias”, desde la sana liviandad.
Muchas son las veces que vamos por la vida preocupadas por la impresión de que producimos en los demás, por las apariencias, perdiéndonos de nosotros mismas. De esta manera, pasamos la vida buscando la aprobación.
No obstante, una sana autoestima permite que nos amemos sin vanidad, reconociendo nuestra valía.
El valor nos habla de cualidad y la verdadera cualidad es nuestra propia originalidad.
Cuando no hemos desarrollado adecuadamente la autoestima, podemos:
- Estar pendientes de la aprobacion de los demas
- No animarnos a poner limites, pedir, decir que no.
- No nos damos tiempo para nosotras, respondemos constantemente la demanda externa.
- Nos asentamos en lo que nos desagrada, por ejemplo, en aquellas partes del cuerpo que esteticamente no responden a canones externos
- Como emociones puede visitarnos muy a menudo, la exigencia, la vergüenza, el miedo, la culpa, el enojo, la frustracion. Nos cuesta cultivar emociones expansivas.
- No vemos la posibilidad de cambiar: frases como no puedo, no se , soy asi, la verdad es que yo no me gusto.
- Al cometer un error personalizamos y nos identificamos con ello.
- Autoboicotearmos nuestras posibilidades para realizar suenos.
- Nos cuesta despertar la automotivacion y mantenernos motivados
- Muchas son las veces que nos comparamos con otros.
- Ocultamos sentimientos.
- Los pensamientos negativos están a la orden del dia
- Nuestras autocharlas suelen ser negativas de criticas tajantes.
Es decir, la mayoría de las veces nos tratamos mal, nos exigimos a destajo, tememos, no nos animamos a arriesgarnos. Así, la duda nos encierra en una carcel de indecisiones.
Viviremos con nosotros 24 horas cada día, 1440 minutos cada día. 86.440 segundos cada día. Podemos ser nuestras mejores amigas, nuestras más apasionadas amantes, nuestras más tiernos compañeras, los huéspedes más alegres, quienes nos comprenden.
Quizá si sea verdad que alguna característica en ti necesita ser desarrollada, pero también es verdad que no te constituye como persona. De igual forma, las cosas que hiciste o no hiciste en el pasado tampoco constituyen tu existencia.
Siente tu existencia como ser integro e integral, que se anima a mirarse, desde una mirada cálida y amigable, que sabe descubrir en si y en su vida aquellas características que lo hacen especial
Eres valiosa con tus aciertos y tus errores.
Eres valiosa porque sientes, amas, te enfrentas a desafíos, incertidumbre y certezas
Eres valiosa porque reconoces tus dones, tus maestrías y habilidades, pero también porque puedes afrontar y vivenciar con compasión tus impericias, incapacidades y carencias.
Haz hecho tanto para que te quieran, haz hecho tanto para ser valorado, te haz maltratado muchas veces y es necesario que te reconozcas hoy, aquí y ahora.
Como decía Oscar Wilde: “Quererse a uno mismo es el principio de un romance para toda la vida”.
Ejercicio para la vida cotidiana: “Bajar el volumen a tu crítico interior”
Estos días, cada vez que te des cuenta que estás pensando o sintiendo que no vales, que no lo mereces, cada vez que te critiques… cierra los ojos y respira.
Bajá el volumen de tu crítico interior y trae a tu amigo interior, el que sabe lo que vales, el que conoce tus dones y en voz baja 3 veces repetí: “reconozco el ser valiosa que soy”, luego inhalas, exhalas y continúas.