Por Naty Cico, autora de “Gestión del tiempo: claves para una vida productiva y feliz”. Creadora de @organiz.hadas
¿Sos acumuladora serial de tareas? Te traigo buenas noticias. Seguramente, alguna vez te sentiste abrumada por la cantidad de cosas que tenías que hacer, y terminaste postergando varias de ellas… hasta que todas se acumularon como una bola de nieve difícil de frenar. Pero, ¿y si te dijera que procrastinar, en ciertos casos, puede ser una estrategia productiva? Sí, leíste bien.
El batching consiste en agrupar tareas similares para hacerlas en un mismo bloque de tiempo, en lugar de ir saltando de una cosa a otra durante el día.
En pocas palabras: en vez de cambiar el chip mental todo el tiempo, te concentrás en una sola categoría de tareas por un rato largo ¿El resultado? Menos distracciones, más foco y mejor rendimiento. Cuando saltamos entre actividades distintas, el cerebro se desgasta.
Ese cambio constante tiene un costo (aunque no lo notemos): perdemos concentración y nos toma más tiempo volver a enfocarnos. El batching minimiza ese desgaste, y te permite trabajar con más claridad y menos estrés.
¿Cómo lo aplico en la vida real?
Imaginá que tenés que gestionar redes sociales, responder mails, hacer transferencias, atender clientes… y además querés almorzar sin mirar el celular. Si hacés todo eso de forma interrumpida, tu cabeza termina agotada y con la sensación de no haber hecho nada bien.

Ahora bien, ¿qué pasaría si bloquearas un rato para responder mails, otro para hacer todas las transferencias juntas, y uno más para generar contenido o revisar informes? Eso es batching. Y no, no es solo para gente que trabaja en oficina o que ama las planillas de Excel: funciona para cualquiera que tenga tareas repetitivas en su día.
Ejemplos bien concretos
- Emails: bloqueá 30 minutos a la mañana y otros 30 a la tarde para revisar o responder correos electrónicos. Vas a ver cómo disminuye tu ansiedad por responder todo ya y aumenta tu concentración en otras tareas.
- Transferencias bancarias: en lugar de interrumpir tu jornada cada vez que alguien te pasa un alias, reservá un momento del día (o de la semana) para hacer todas de una vez. Podrías crear un grupo con vos misma en el WhatsApp que se llame “pagos” y allí ir enviando un mensaje cada vez que tenés que hacer una transferencia.
- Contenido o escritura: si tenés que producir ideas, textos o presentaciones, agrupá todo eso en una misma franja horaria. La creatividad también necesita continuidad.
- Tareas administrativas: desde cargar facturas hasta actualizar planillas o revisar números, todo fluye mejor si lo hacés sin interrupciones.
¿Y si soy de las que procrastinan?
Entonces esto te va a gustar todavía más: el batching te permite procrastinar con estrategia. En vez de evitar tareas difíciles haciendo scroll o lavando tazas, podés usar ese tiempo para tachar otras tareas similares y liberar espacio mental. Y cuando llegue el momento de hacer eso que venías posponiendo, vas a estar más liviana.
El truco está en el equilibrio
No se trata de agrupar por agrupar. Algunas tareas necesitan tu atención plena y no conviene hacerlas en serie. La clave está en identificar cuáles sí pueden hacerse por bloques, y usar esa técnica como una aliada, no como una excusa para seguir evitando lo importante.
En conclusión
Si sentís que vivís saltando entre tareas, corriendo de un lado a otro y con mil pestañas abiertas (reales o mentales), el batching puede ser tu nuevo superpoder. Agrupar actividades similares en bloques definidos te permite ganar foco, ordenar tu energía, ahorrar tiempo y, de paso, reducir la culpa por procrastinar.
A veces, no se trata de hacer más, sino de hacer mejor. Y eso empieza por organizarte con intención. Porque al final del día, tu tiempo no es una lista infinita de cosas para tachar: es el recurso más valioso que tenés.