Glass skin es el nombre que le han dado a una de las últimas novedades de maquillaje, ¿en qué consiste? En conseguir un acabado jugoso, con puntos de luz en zonas clave como pómulos, extremos de la frente, nariz, arco de la ceja y labio.
Marcar las facciones sigue estando de moda, y conseguir un rostro definido es para muchas la clave del éxito en su maquillaje. Puedes elegir entre un acabado en polvo o un acabado en crema. Te damos algunos tips …
¿Donde colocarlo?
Esto genera una gran confusión y es una pregunta muy recurrente. La clave está en la moderación. Recomendamos aplicaciones suaves, transparentes y de contornos difusos. Debes aplicarlo en la parte superior de los pómulos no muy cerca de los ojos, un toque encima del colorete, en la zona del lagrimal, bajo las cejas, en el arco de cupido y en el lomo central de la nariz. En la frente y en la barbilla mejor no, ya que son zonas que de por sí tienen una sobrexposición de luz.
¿Cuál elegir?
Hay líquidos que son súper brillantes, y sólidos en polvo que son más leves. La textura en crema, por ejemplo, tiene un plus de brillo que es el propio de la textura cremosa. Sería la mejor opción ya que a veces los secos no quedan tan bien integrados en la piel.
Los iluminadores con pigmentación amarilla/cobre son ideales para pieles neutras o cálidas; los blancos y rosas quedan mejor en pieles frías. Sin embargo, el iluminador rosa a casi todo el mundo le queda bien.
¿Antes o después de la base de maquillaje?
Otra de las claves del éxito del iluminador. Lo mejor es hacerlo después. Así evitas errores.