En tiempos regidos por las redes sociales, surgen nuevos mecanismos para interactuar entre usuarios que pueden resultar dañinos para las personas que están detrás de las pantallas. Así, las respuestas intermitentes a los mensajes, las reacciones en plataformas, entre otras, son vistas como ‘migajas’. Además, el concepto aplica a dinámicas en las relaciones, cuando una de las partes se aleja sin explicaciones y luego, se acerca ofreciendo falsas promesas, por ejemplo. De esta manera, a través del breadcrumbing o migajismo se crea una ilusión y consecuentemente un malestar.
La psicóloga Sol Buscio explica al respecto: “La mayoría lo va notando con el tiempo, no es algo como que uno se da cuenta de entrada, sino que es la consecuencia de una repetición”.
“Al principio parece que del otro lado hay mucho interés, entusiasmo y ganas pero luego eso va disminuyendo, aunque nunca se termina de ir”, añade e indica que “el problema surge cuando uno se acomoda a los tiempos y formas del otro, sin que haya algo recíproco”.
En la misma línea, advierte: “Hay que tener en cuenta que tratamos con alguien que siente, interpreta y le pasan cosas. Cuando no se tiene ese registro, puede darse una conversación sincera para ver qué tiene el otro para ofrecer y si va de la mano con lo que creemos merecer”.

Causas y efectos
Acerca de quien ofrece esas ‘migajas de amor’, la profesional sostiene: “el deseo propio prima y muchas veces está conectado con inseguridades. Pueden tener miedos a avanzar en un vínculo y ahí no tiene nada que ver con maldad o falta de cariño, sino que el comportamiento se debe a experiencias pasadas que los llevan a no estar disponibles emocionalmente y perjudican”.
Por su parte, los afectados sufren consecuencias, sobre todo, en el autoestima, ante la falta de claridad. ¿Está muy ocupado? ¿No tiene ganas? ¿Se desplomó todo eso que parecía que estábamos teniendo? ¿Ya no compartimos el mismo deseo? ¿Ya no tiene otro interés? ¿Hay otra persona? son algunos de los escenarios que surgen.
Finalmente, Buscio recomienda, para evitar caer en estos patrones, cuestionarse los no negociables de cada uno a la hora de relacionarse. “También está bueno hacer el ejercicio de tomarnos el tiempo de cuáles son las características básicas que tiene que tener una persona con la que quiero vincularme emocionalmente y entrar en un vínculo de confianza, de intimidad, de profundidad”, concluye.