Según la Sociedad Argentina de Mastología (SAM), se estima que, en nuestro país, una de cada ocho mujeres que hayan alcanzado la edad de 80 años habrá desarrollado la enfermedad en algún momento de su vida. Asimismo, las estadísticas disponibles muestran un aumento de la incidencia de la patología en los últimos años.
Las estimaciones realizadas por el Observatorio Global del Cáncer (Globocan), de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) muestran que, respecto de los países de América Latina, Argentina se ubica en quinto lugar en términos de frecuencia con que aparece la enfermedad.
A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud informó que, en 2022, fallecieron 670.000 personas por este tumor en el mundo y fue el más común entre las mujeres de 157 países de los 185 países considerados.
En este marco, cada año, octubre se tiñe de rosa para concientizar. Así, se pone en valor la importancia de la detección temprana para lograr un tratamiento adecuado y aumentar las posibilidades de curación. A su vez, se busca difundir información oportuna.
Desmitificando el cáncer de mama
De esta manera, la Dra. Pamela Roqué, Especialista en Tocoginecología y Mastóloga acreditada por la SAM, miembro del servicio de Tocoginecología de Hospital Privado, explicó que el cáncer de mama “es multifactorial”. “Es decir que depende de un montón de variables que no todas son prevenibles. Las más importantes, de más peso, para determinar la aparición son la edad mayor de 40 años y el género (ser mujer), las cuales no podemos modificar”, profundizó.
Y siguió: “Igualmente, hay un montón de otros aspectos que tienen menor fuerza, pero que también implican incremento del riesgo como por ejemplo la obesidad, el consumo perjudicial de alcohol, el historial reproductivo (la edad mayor a 35 años al primer parto, ausencia de lactancia), el consumo de tabaco y el sedentarismo. Se puede actuar modificando estos aspectos para conseguir llevar un estilo de vida más saludable”.
En esta línea, señaló que “el aumento de la obesidad a nivel mundial es una de los motivos de que haya incrementado la incidencia de la enfermedad”. Por último, en torno a los factores que influyen disminuyendo el riesgo, destacó la importancia de dar el pecho por más de tres meses, luego de un embarazo.
Respecto a los signos para identificar la afección, enumeró: “la presencia de bultos tanto en la mama como en la axila, las retracciones a nivel de la piel, el enrojecimiento con edema, lo que se llama comúnmente ‘piel de naranja’. También pueden ser ulceraciones, por supuesto la retracción de pezón y la secreción sanguinolenta a través del mismo”. No obstante, estos se presentan en casos más avanzados. Por lo tanto, los controles son claves para diagnosticar previamente a la aparición de estos síntomas.
Cuidarse es prevenir
Sobre estos últimos, Roqué señaló que lo propicio es una mamografía anual, desde los 40 años en adelante, para la población en general (es decir para quienes no sean pacientes de riesgo, con antecedentes familiares o con alguna mutación genética).
En tanto, previamente a esa edad, se debe concurrir una vez al año al ginecólogo, quien debe palpar las mamas y, si se considera, puede solicitarse la ecografía mamaria. Esta se trata de un método complementario para las jóvenes, ya que una mamografía no permite visualizar nódulos pequeños ni lesiones con mucha exactitud por la densidad que las mamas tienen antes de los 40 años.
“La mamografía debe considerarse como el estudio estándar para pesquisa del cáncer de mama, ya que es efectivo en la detección, inocuo, sin riesgos ni invasión y además es accesible porque hay mamógrafos disponibles en distintas instituciones y lugares -detalló-.
Por su parte, el autoexamen “es una herramienta para lograr conciencia sobre el control mamario y que sirve para también conocer el propio cuerpo, pero en realidad el objetivo primordial para el que fue diseñado que era la detección signos, hoy en día ha quedado desfasado, porque lo que uno busca es detectar antes de que sea palpable y eso se logra a través del chequeo con una mamografia anual” -en palabras de la Dra.-
“Se sigue insistiendo en hacerlo, aunque sea cada tres meses, siempre en la etapa pos menstrual, porque permite el autoconocimiento de las mamas y la detección de lesiones de rápido crecimiento o algunas que no son malignas como quistes”, amplió.
Para concluir, la profesional celebró la “mayor captación de pacientes para instancias de screening, que son aquellas que se hacen sin indicios de la enfermedad”. “Se ha tomado conciencia y también se han organizado mejor las instituciones de salud. Por ejemplo, en Hospital Privado hace varios años se implementó un sistema para llamar en forma anual a pacientes recordarles que les toca realizar su mamografía y darles un turno”, contó.
Y concluyó: “Creo que la detección ha mejorado y va a seguir de esa forma, pero como la incidencia está en aumento también es como que crecen los dos curvas a la par”