En un día a día regido por la digitalización, constantemente nos encontramos con múltiples pestañas en el navegador, scrolleando en redes sociales y entre aplicaciones, con notificaciones que irrumpen, lo cual obliga al cerebro a seguir ese ritmo, saltando los pensamientos de un estímulo a otro, como sucede con el popcorn. De ahí nace el concepto ‘cerebro popcorn’, fenómeno cada vez más común que no distingue de edades y que ya ha sido estudiando.
Así, numerosos informes dan cuenta de que el uso constante de teléfonos, ordenadores y redes sociales puede tener diversos efectos en la forma en que nuestros cerebros procesan la información. De esta manera, las consecuencias varían y entre los jóvenes, puede afectar significativamente a la capacidad de atención.
Causa y efecto
La psicóloga Dannielle Haig, señaló a Glamour que la razón es que “en internet las cosas han sido diseñadas para captar y mantener nuestra atención lo más rápido posible”. “Las plataformas online y las redes sociales utilizan algoritmos que nos proporcionan un flujo constante de información, notificaciones y entretenimiento, todo ello adaptado a nuestros intereses y comportamientos”, detalló.
Por lo tanto, se da una sobreestimulación del sistema de recompensa del cerebro, en particular las vías de la dopamina, que están asociadas con el placer y la novedad. “Cuando recibimos nueva información o notificaciones, se desencadena una pequeña respuesta de dopamina, -explicó la profesional- que recompensa a nuestro cerebro y nos anima a continuar este ciclo de búsqueda y recepción de nuevos estímulos”.
La consecuencia de este cambio constante de tarea es una sensación de inquietud al intentar mantener la concentración en una sola actividad durante un tiempo prolongado y especialistas advierten que a largo plazo, las redes sociales podrían cambiar de forma permanente los mecanismos de nuestro cerebro.
“La investigación sobre los efectos a largo plazo de la actividad online extensiva está en curso, pero hay pruebas que sugieren que la exposición prolongada a entornos digitales altamente estimulantes puede influir en las funciones cognitivas”, advirtió Haig. Y añadió: “No es necesariamente que el cerebro se esté dañando, sino que sus vías neuronales se están redirigiendo o adaptando para acomodarse a las exigencias de la multitarea y el procesamiento rápido de la información”.
Igualmente, aclaró que “la plasticidad del cerebro le permite adaptarse a estas nuevas exigencias”, pero “lo preocupante es que estas adaptaciones puedan producirse a expensas de nuestra capacidad de comprometernos profunda y reflexivamente con el contenido, lo que podría afectar al aprendizaje, la memoria y la regulación emocional con el tiempo”.
Otro efecto, indicó la psicóloga, es la afección de interacciones sociales, el bienestar emocional y a la productividad en general.
Cómo gestionar el cerebro popcorn
Ante la imposibilidad de renunciar del todo a las redes sociales o a la digitalización, ¿qué podemos hacer para no sufrir las peores consecuencias negativas de este fenómeno? Hay ciertas cosas que, según la psicología, puedes hacer para asegurarte de que tu mente mantiene su capacidad para aminorar y centrarse en una cosa a la vez. Esto es lo que Haig recomienda contra el cerebro popcorn:
- Desintoxicación digital: Programa periodos regulares de desconexión de los dispositivos digitales para que tu cerebro descanse y se recargue.
- Atención plena y meditación: Estas prácticas pueden mejorar tu capacidad para concentrarte y permanecer presente, reduciendo la sensación de dispersión asociada al cerebro de palomitas.
- Tareas individuales: Céntrate en una tarea cada vez en lugar de hacer varias a la vez, incluso cuando estés conectado. Esto puede ayudar a entrenar el cerebro para mantener la atención y profundizar en las actividades.
- Descansos en la naturaleza: Se ha demostrado que pasar tiempo en la naturaleza reduce el estrés y mejora la atención y las funciones cognitivas.
- Aficiones y actividad física: Participar en actividades que no impliquen pantallas, como la lectura, el arte o el ejercicio, para estimular diferentes áreas del cerebro y promover la relajación.
- Tiempo en línea estructurado: Establece horarios específicos para consultar el correo electrónico, las redes sociales y navegar por Internet a fin de reducir el consumo digital constante.