Sin tener muy en claro ‘cómo’, transitamos ya los últimos días del año (y de la década). La intensidad del 2019 nos deja agotados mirando al sudeste, esperando una brisa fresca que nos mime las preocupaciones y el cansancio.
El año que se nos termina de escurrir entre las agendas prendidas fuego fue intenso; de principio a fin. Un año con incertidumbre y resistencia. Un año de fuerte movida social, de miedos y especulaciones. Sin saber cómo, al año lo surfeamos, incluso cuando las olas más grandes amenazaron con revolcarnos por la arena. Pudimos en el día a día, algunas veces
mejor y otras con más angustias que certezas… pero lo cierto es que atravesamos los 12 meses. Pero los últimos días (de todos los ciclos) nos invitan al balance y es algo que funciona. Cuando en el consultorio ayudo a mis pacientes a hacer sus propios análisis, salen sonrientes. Siempre descubren que detrás de la rutina, escondidas entre la normalidad de lo cotidiano, aparecen pequeñas-grandes victorias.
Decisiones que, sin pena ni gloria, fueron acumulándose y generando resultados positivos como cambios necesarios. Mis pacientes salen de la sesión con la certeza de que el vaso siempre está más lleno de lo que suponen, mientras corren como locos, apurados, detrás de zanahorias. Por eso te invito a dejar de correr un rato, tomar papel y lápiz y hacer una lista de los SI de este año.
Sí lograste.
Sí concretaste.
Sí viviste.
Sí superaste.
Sí mantuviste.
Sí proyectaste.
Visualizá, tomá conciencia y agradecé.
¿Faltan cosas? Claro que sí. Y frente a eso nos toca seguir trabajando, redefiniendo y avanzando. Pero no pierdas de vista la magia del presente. De este presente que
seguramente fue el futuro que soñaste en algún momento de tu pasado.
Brindemos por el hoy, por el año que despedimos y por la nueva oportunidad de
seguir construyendo la vida que elijamos.
¡Feliz año!
María Eugenia Bruno.
@psicologa_maria_bruno
Ilustraciones: Milagros Raffaini