Flavia Irós, reconocida comunicadora de los medios de Córdoba, en una búsqueda personal y profesional, reinventó su vida y su carrera apostando a un espacio en la pantalla chica dedicado a hablar sobre discapacidad. Nos hizo parte de su experiencia con su hija Alma y le da la posibilidad a muchas familias a que también lo hagan, formando una red de contención ante el tema. Malena Pozzobon es quien acompaña a Flavia en este ciclo televisivo, llamado ‘Qué ves cuando me ves’, como futura periodista y protagonista de su propia vida con capacidades diferentes. Juntas, nos enseñan a empatizar, a aceptar, a convivir y a hablar sobre discapacidad.
-¿Cómo fue que la vida las presentó?
F.I: Fue un encuentro mágico con Male, en una charla del evento 7 Reinas. Yo estaba muy ilusionada por conocerla, hacía muy poquito había sido mamá de Alma, entonces era como una proyección emocional absoluta. Finalmente nos encontramos y automáticamente no sólo pegamos buena onda, sino que quedé admirada por ella; su onda, su empuje y la fuerza que tiene, tan chica y tan adulta para tantas cosas, me dio orgullo verla en ese papel.
M.P: Me acuerdo como si fuera hoy cuando la conocí a Flavia. La charla de 7 Reinas cuenta la historia de siete mujeres emprendedoras y luchadoras, que comparten sus experiencias de vida. Ambas formábamos parte de ellas. Cuando la vi y conocí su historia, me llegó al corazón, sentí que la conocía de antes. Con el tiempo nos hicimos grandes amigas.
-¿En qué momento de sus vidas estaban cuando surgió la oportunidad de llevar ‘Qué ves cuando me ves’ a la pantalla?
F.I: Hacía mucho que estaba dando vueltas con un proyecto que tuviera que ver con la inclusión, con darle un giro a la estigmatización de la discapacidad en los medios, ya que hay mucho tabú, elegancia y solemnidad ante el tema. Yo la vivo de otra manera y empecé a encontrar gente que la vive con muchísima alegría. Como periodista, quise mostrar que había muchas historias de gente que volvería a elegir lo que les tocó. Tuve la suerte de encontrar un Canal 12 muy receptivo y cuando obtuve el OK, hablé con la mamá de Malena y luego con ella, fue emocionante cuando se enteró de esta propuesta laboral.
M.P: Yo estaba terminando mi secundaria, mis amigas y amigos estaban viendo qué carrera elegir, ahí fue cuando me planteé: ¿si ellos pueden estudiar en una facultad, por qué yo no? Un día, el Colegio Universitario de Periodismo abrió una jornada de puertas abiertas. Volví a casa con un folleto en la mano y le dije a mi mamá que quería ser periodista. Actualmente cursé 40 materias, las cuales hice sin adecuaciones curriculares para que mi título tenga valor oficial.
– Flavia, ¿qué encontraste en Malena para proponerle hacer el programa juntas?
F.I: En Malena encontré una persona muy carismática, una chica con mis mismos valores a la hora de trabajar. Mirándola como periodista y profesional, es muy responsable y va al grano de la información. Vi muchas condiciones en ella para derribar mitos; es una persona que, como todos, cuando se propone algo lo logra. Tiene eso que traspasa la pantalla, se la siente cercana por su dulzura y picardía, y a su vez tiene mucha responsabilidad ante su rol social.
– Son pioneras de un ciclo de TV abierta que invita a repensar la discapacidad, a aceptarla y abrazarla. ¿En qué sienten que las ayudó poder hablar sobre el tema?
F.I: En lo personal este espacio me ha nutrido mucho, pude unir mi profesión con mi pasión, mi instinto genuino y visceral como madre, que fue mi disparador, y el gran instinto que me nació en la vida, inmenso y pasional, de tratar esta temática. Es el mundo bisagra que se viene, el de aceptarnos como somos, aceptar lo diverso, el respetarnos y aprender a convivir. Me parece que está buenísimo este momento y me hace muy bien como profesional poder dedicarme a esto.
M.P: A mí me ayudó mucho, yo estaba atravesando un momento muy importante en mi vida, empezando a mirarme con otros ojos y a amigarme con el Síndrome de Down. Yo creo que no importa la discapacidad que tengamos, lo que importa en esta vida es ser uno mismo, que la gente opine lo que quiera, que eso no nos afecte, porque nosotros sabemos quiénes realmente somos.
– El estar en contacto permanente y hablar sobre algo que les pertenece a ambas en lo más íntimo, han generado un vínculo de confianza y complicidad ¿Cómo lo viven?
F.I: Nosotras somos extremadamente compinches, con caracteres que nos hacen compatibles, pero con diferente forma de ser, hemos llegado a una intimidad hermosa como seres humanos de poder charlar de la vida en confianza. Lo vivimos como una amistad, como dice Male “amiga-jefa favorita”. Más de una vez me ha costado saber poner límite y saber encauzar a Malena desde mi función, porque no quería que se desdibujen cosas que le puedo aportar como compañera-jefa, porque si no, no le estaría haciendo un bien, tiene que aprender y ahí tengo que ponerle pilas a marcar pautas, ¡la siento familia y es un placer trabajar con ella!.
M.P: Lo nuestro es una amistad de por vida. Ella apareció en un momento de mi vida en el que yo me estaba descubriendo a mí misma y desde ese mismo día soy una nueva Male. Ella hizo que yo me viera de una manera muy especial y eso se lo voy agradecer de por vida.
Si tuvieran la oportunidad de hablar con alguna autoridad provincial o nacional ¿Qué le plantearían para mejorar la inclusión de las personas con capacidades diferentes, en distintos ámbitos de la vida?
F.I: Frente a una autoridad, expresaría que la discapacidad no es, más de una vez, la limitación que tiene una persona sino la limitación social a nivel infraestructura, edilicia, educacional, con bajos cupos para ingresar a los colegios, entre tantos otros. En la salud es muy complicado acceder a coberturas, se vuelve muy tedioso. Sobre que hay una carga emocional, porque requieren un montón de cuidados, me parece que es un país donde se hace cuesta arriba: en la calle, en la salud, en las escuelas. Hay que reinventar todo, que cuando hablemos de convivencia, haya que darle otro lugar de raíz a este sistema que no abraza, sino que empuja, excluye y patea.
M.P: Le pediría al ministro de Educación que nos ayude a instalar en las escuelas la inclusión de las personas con distintas capacidades, ya sea una persona ciega o una persona que tenga dificultad motora, entre otras. También le pediría que hable con los padres, porque a veces, por miedo, suelen tener cierto rechazo a personas con capacidades diferentes; no somos víctimas ni mucho menos pobrecitas.
-¿Qué es lo más hermoso que han logrado hasta hoy con este ciclo televisivo?
F.I: Lo más hermoso que hemos logrado hasta hoy es que se hable de diferentes temas como la discapacidad, la inclusión y convivencia, como disparadores para hablarlo en familia, en escuelas y en la sociedad misma. Hemos logrado que mucha gente pueda contar su historia, sintiéndose abrazada y valorada, contando su experiencia de cómo transitan la discapacidad en sus hogares, temas que estaban debajo de la alfombra y que hoy el poder hablarlo permite naturalizar, mostrar diferencias y reivindicar derechos para que nos informemos y aprendamos todos juntos.
M.P: Lo más hermoso de esta experiencia al lado de Flavia es la contención, la confianza, las ganas de ser mejor persona y pensar más en el otro sin juzgar, sin poner rútulos ni etiquetas. Yo creo que la discapacidad no tiene límites ni fronteras, que todos somos iguales y que no hay un obstáculo que nos impida ser quienes somos.
-Soñar en grande, ¡menos no! ¿A dónde les gustaría llegar en lo personal y profesional?
F.I: En lo profesional y personal, a mí se me mezclan y se fusionan estas dos facetas mías, donde soy muy feliz y me siento plena abriendo caminos a machetazos. En lo emocional me hace bien poder sumar desde mi costado de comunicadora y me gustaría seguir con esto que me apasiona y saca lo mejor de mí.
M.P: En lo personal, quiero tomar nuevos desafíos y nuevos horizontes. Superarme a mí misma todos los días. En lo profesional, quiero seguir desarrollándome como periodista, quiero tener oportunidades como actriz, conocer a Adrián Suar y actuar con los famosos de la televisión argentina.
-¿Qué ven cuando se ven?
F.I: ¿Sabés qué siento cuando la veo? Agradecimiento por haberla cruzado en mi camino, porque realmente agradezco mucho poder trabajar con Male; la disfruto, me nutre y me hace más grande en lo personal y profesional, siempre tengo ganas de decir solo eso: ¡gracias!
M.P: Para mi Flavia es un ejemplo de vida, es una luchadora, es una madre que vale oro, ella tiene simpleza y es puro amor pero, por sobre todas cosas, chispeante en todo lo que hace, siempre con una sonrisa a la vida.