En cualquier área de la salud, son recomendables los chequeos anuales para descartar enfermedades y, en caso que se presenten, tratarlas rápidamente. En materia ginecológica, no es la excepción y el control anual es una herramienta que consta en una consulta ginecológica, un examen físico general, uno mamas y otro genital. “Además, se solicitan determinados estudios”, explicó Alejandra Nigro, Médica Ginecóloga.
Acerca de la consulta, Nigro detalló: “Realizamos la historia clínica ginecológica, donde evacuamos las dudas, realizamos consejería sobre anticoncepción, prevención de infecciones de transmisión sexual, cuidados para el ejercicio de una sexualidad libre y plena, fertilidad, entre otros”.
En cuanto a los estudios que se requieren, explicó que uno es el Papanicolau (PAP), que “consiste en la recolección de células del cuello uterino para detectar lesiones precancerosas del cáncer cervicouterino (CC)”.
“Este tipo de cáncer es la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres, entre los 35 y 64 años, a nivel mundial”, afirmó Nigro. Agregó, asimismo, que, en Argentina se diagnostican alrededor de 5.000 casos nuevos por año y mueren 1.800 mujeres por tal causa.
El PAP se realiza a partir 18 a 21 años o 1 año después de comenzar con relaciones sexuales. A su vez, la profesional aclaró que va acompañado de la colposcopía o videocolposcopía, que permiten ver con aumento el cuello del útero.
Además, sobre la patología que se busca prevenir, Nigro contó que “se ha comprobado que la causa necesaria del CC es la infección por el Virus Papiloma Humano (VPH), cuya principal vía de transmisión es la vía sexual”. Y aseguró: “Existen diferentes subtipos de VPH y solo algunos de ellos son oncogénicos”.
“La estrategia de la OMS para eliminar el CC es la prevención con la vacuna (actualmente en el calendario nacional a partir de los 11 años), tamizaje con el PAP y el tratamiento oportuno de las lesiones precursoras”, indicó también.
Por otro lado, también se pide una mamografía, que es una “radiografía de las mamas que utiliza bajas dosis de radiación” –expuso Nigro- y sirve para investigar posibles afecciones mamarias. Se recomienda realizar esta opción, no invasiva, anualmente, a partir de los 40 años, aún cuando no haya síntomas, ni antecedentes riesgosos y los estudios clínicos den normales.
No obstante, en pacientes con antecedentes de cáncer de mama en familiares de 1° grado (madre, hermana) se sugiere iniciar con la mamografía 10 años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano.
Así, aunque el cáncer de mama no se puede evitar, al descubrirlo tempranamente, en más del 90% de los casos es curable. “Es decir que, aunque no hay un método para prevenir el cáncer de mama de manera absoluta, podemos detectarlo de manera precoz a través de estudios por imágenes, principalmente la mamografía”, dijo Nigro.
Finalmente, cerró: “Otros estudios solicitados dependen de la edad de la paciente y de los factores de riesgo que encontremos. Pueden ser Ecografía mamaria, Ecografía Ginecológica o Transvaginal, densitometría ósea y análisis de laboratorio”.