“El estrés laboral es un estado generado por múltiples factores que suele estar caracterizado por síntomas físicos como malestar, dolor de cabeza y agotamiento como así también síntomas emocionales como la ansiedad, angustia y estados de rumiación constantes”, explica Lucila Cáceres, neurocientífica y mentora especialista en marca personal y creadora de “Creatividad Estacional”.
Este explora el vínculo entre la creatividad, la naturaleza y la innovación, entendiendo que los efectos de esta problemática trascienden la jornada de trabajo, afectando la calidad de vida. Entre las causas, Cáceres señala la presión, las malas condiciones y las numerosas horas dedicadas al empleo.
Asimismo, aclara que “hoy esto afecta incluso a muchos emprendedores y freelancers que pueden disponer de su propio tiempo y tener ambientes de trabajo mucho más acordes con sus necesidades”. “Esto nos habla de que existe un problema mucho más profundo y que está muy relacionado con la cultura del trabajo que hoy estamos sosteniendo”, añade.
Así, advierte sobre la normalización de la hiperproductividad, es decir, el trabajo en exceso, sin descansos ni tiempo para el autocuidado, “donde además se siente la presión no solo de producir más sino también de hacerlo de manera rápida, generando así estados de estrés laboral crónico” -explica-.

El papel de las estaciones y el origen del concepto de Creatividad estacional
En primer lugar, la neurocientífica advierte que las estaciones impactan en nuestra creatividad. “Creemos que estamos preparados para accionar naturalmente de manera lineal, los 365 días del año, lo cual tiene que ver con una desconexión de la naturaleza a partir de la Revolución Industrial y los cambios en la cultura del trabajo;pero debemos tomar consciencia de que el ambiente a nuestro alrededor cambia y con esto nuestra capacidad de detectar y recibir estímulos”, detalla.
En este marco, la profesional aclara que somos seres cíclicos y profundiza:
- En verano, el aumento de estímulos provenientes de nuestro ambiente como el sonido del canto de los pájaros, la presencia de flores y frutos coloridos está en concordancia con nuestra alta capacidad de atención. Por lo tanto, si hay tareas o creaciones que requieren foco y detalle esta será la estación ideal. A su vez, también la sociabilidad será un factor que favorece.
- En otoño ya el ritmo comienza a bajar y es importante poder elegir a qué proyectos dedicarnos a lo largo del año. El exceso de información puede llevarnos a abrumarnos, generando una sobrecarga que cada vez será más difícil de sostener. Aquí hay que equilibrar el comenzar descansados gracias a las vacaciones que generalmente son en verano, con la elección consciente de qué es aquello que realmente podemos sostener.
- En invierno nuestra capacidad atencional es la opuesta a la del verano. Comenzamos a dispersarnos más fácilmente por lo que aumentar las horas de descanso es primordial. No obstante. esta introspección y quietud que nos trae la estación fría nos predispone a la innovación, siempre y cuando podamos frenar, correr el foco para ampliar la mirada.
- Ya en primavera el movimiento y la energía nos entusiasma a compartir las ideas que se fueron generando en las estaciones previas pero solemos llegar a esta estación bastante cansados y presentando los primeros síntomas de burnout, perdiéndonos de oportunidades de conexión importantes.
“Esta información rompe un poco con el paradigma y cultura del trabajo en el cual estamos inmersos hoy, pero poder tomar conciencia y realizar pequeños ajustes ayudará a reducir los síntomas del estrés”, asegura Cáceres.
Cómo desarrollar creatividad
Hoy, entre los factores que afectan a la creatividad, se destaca la llamada “enfermedad de la prisa”. “Si bien es cierto que somos capaces de responder en momentos de urgencia, cuando estos episodios se repiten cotidianamente no hacen más que impedir que las buenas ideas emerjan”, comenta Lucila.
Además, agrega que con esta dinámica, se descarta el esfuerzo cognitivo que supone pensar otras alternativas. También la inteligencia artificial incide, debilitando el entrenamiento para generar nuevas opciones.
Para hacer frente a esto, se sugiere “permitirnos conectar con un ritmo más lento”. “Esto no significa hacer nada o moverse en cámara lenta, sino que se trata de realizar tareas que nos permitan estar en el momento presente, el aquí y ahora”.

Una caminata, la lectura u otras actividades de placer son claves. Al respecto, Cáceres señala: “Me gusta ver a la creatividad como el escritorio de una computadora en la cual disponemos de muchas carpetas. Cada una va a incluir información y datos diferentes a la que podemos acceder. Esta información puede ser aprendizajes, educación, preferencias musicales entre otras”.
“Ser creativo implica entonces elegir elementos de cada una de esas carpetas, combinarlos y así crear una solución que solo nosotros podríamos haber creado ya que parte de una combinación única”, continúa y remarca la importancia del autoconocimiento.
Finalmente, afirma que “otra forma de desarrollar nuestra creatividad es darle espacio al aburrimiento”. “Hoy con el celular tan a mano es más difícil propiciar estados de divague mental; pero cuando estamos en estos es cuando nuestra mente se permite crear nuevas conexiones con esa información que está disponible en las carpetas. Una forma de favorecer esas nuevas combinaciones es resolver tareas sencillas como pensar diferentes formas de hacer la cena con los ingredientes disponibles o nuevas distribuciones de los muebles de una habitación”, concluye.