*Especial, por Cris Schwander
Siempre me llamaron la atención los equilibristas, al verlos caminar sobre la cuerda ¿Los viste? Están allí, en el centro de gravedad justo, paso a paso, pisada tras pisada, enfocados, absorbidos por la actividad al 100%. De esta manera, constantemente balancean su cuerpo, se inclinan lo justo hacia la derecha, la izquierda, hacia adelante o atrás para volver al centro.
Se centran a través de movimientos suaves, sutiles y con foco, tanto en la respiración, como en la concentración por la meta. Gravedad y tension gusta en el cuerpo. A la vez, conciencia, mucha conciencia. Y, cuando están perdiendo el equilibro hacia un lado, se inclinan hacia el otro. Tensión y concentración adecuada. Con paciencia, constancia, disciplina.
Así, pensé ‘Que buena metáfora para la vida’. Somos equilibristas, siempre estamos en una cuerda inestable y vulnerable que es la vida misma.
El miedo y otras emociones que nos desestabilizan aparecen una y otra vez, una y otra. Pero no dejemos que atraviese nuestra mente y nuestra alma. Paso a paso, continuemos caminando, enfocados en el momento presente, entrenando la conciencia plena y la gestión emocional.
Es necesario movernos sutilmente hacia el centro buscando el equilibro emocional.
El equilibro emocional es la habilidad de trasladarse suavemenente entre las diferentes emociones. Lo primero es aceptar, no reprimir, no negar y así, de a poco, regresar al estado de calma y tranquilidad, permitiendo el flujo de las emociones sin quedar atrapado en ninguna de ellas, sin aversión, sin apego.
Cuando el equilibro se rompe nos desestabilizamos tomamos malas decisiones, producimos actitudes contradictorias, reacciones exageradas. Es que, el equilibro es salir del estancamiento, de la prisa, de la posibilidad de caernos, produciendo movimientos, enfocados en traer nuestra mente al aquí y ahora.
Aceptando las fluctuaciones, las subidas y bajadas, gestionando la inestabilidad. Inclinarse suavemente para lograr volver a la estabilidad interna aún ante la inestabilidad externa.
Equilibrar los pensamientos, los juicios, los deseos y no enfocarnos en todo lo malo que está sucediendo, sino buscar nutrir buenos pensamientos, con acciones de amor, cooperacion, con vinculos de confianza.
El regreso al equilibro se practica disciplinadamente, paso a paso, un pie y luego el otro, una meta hoy y luega otra, paso a paso , pensamiento a pensamiento, momento a momento.
Recuerda:
- Crear momentos de bienestar y ambientes saludables.
- Cuidar nuestro cuerpo con rutinas de ejercicios, con alimentacion equilibrada
- Organizar los horarios de descansos.
- Tomar perspectivas ante los problemas, dando un paso atrás.
- Conectar con la naturaleza.
- Brindarte cariño, ternura y tiempo para el dolce far niente.
- Cultivar el agradecimiento, con viajes mentales positivos.
- Encontrar momentos de calma interior, meditando diariamente, caminando tranquilamente.
No se trata de mantenernos estáticos, sino de producir equilibro dinamico. Ejercitándonos, reconociendo las perturbaciones, los cambios, las tensiones. Dándonos cuenta de que estamos perdiendo el centro de gravedad y regresar a la estabilidad, parando .
Te quiero dar una sencilla recomendación, un recurso útil y sencillo. Ante la inestibilidad, cuando te sientas desequilibrado, no haga nada solo PARE, que significa:
- Pauso
- Atiendo, Siento
- Respiro
- Equilibrio
La PAUSA es abrir una ventana, que permite que ingrese un aire renovado reconociendo nuevas alternativas y posibilidades. Entonces, se amplía la perspectiva mental que se encuentra asfixiada ante un problema.
Desde ese lugar, atiendo y, sobre todo, siento. Me doy cuenta de lo que está sucediendo y como lo estoy experimentado, todos los sentidos perciben. No busco explicar sino sentir.
Luego, respiro y conecto de este modo mi cuerpo y mi mente. Tomo aire de modo consciente, unos 3 segundos. Esto nos calma, brinda mayor claridad, abre un círculo virtuoso colaborando con ese pausar, atender y sentir evitando asi la reaccion automática.
Luego, desde allí, llega el EQUILIBRIO, que no es otra cosa que dar lugar a la aceptacion sin reprimir ni negar los sucesos. Por el contrario, se trata de decidir de modo suave cómo vamos a responder a eso que está aconteciendo.
El ambiente externo es inestable, imprevisible, pero busquemos y practiquemos todo aquello que nos lleva a mantener un estado de estabilidad y calma interna. Nadie lo va hacer por nosotros. Somos cada uno de nosotros líderes y equilibristas.