Partiendo del dato aportado por la Sociedad Americana de Cáncer, que afirma que una de cada 100 personas es afectada al año por el cáncer de piel, la Dra. Soledad Rubio Mainardi (MP 32187/7 ME 19054) recordó que existen tres tipos: el carcinoma baso celular -que es el más frecuente-, el carcinoma escamoso y el melanoma, que es el más agresivo.
“Como todos están relacionados con el daño que provoca la exposición solar sin protección, para prevenir las lesiones hay que evitar estar al sol en horarios de riesgo (entre las 10 y las 16 horas). Esto no quiere decir que el sol esté prohibido, significa que debemos exponernos con conciencia, ya que los rayos UV actúan generando agresión crónica con mutaciones que determinan que las células de la piel normales cambien y se conviertan en cáncer”, indicó, en primera instancia.
Así, la protección solar es la base del cuidado preventivo. De esta manera, es fundamental el uso de cremas con factor de protección elevado. Por ejemplo, en zonas como la cara se recomienda utilizar factor 50 en adelante y moderar aún más la exposición. Además, se sugiere renovarlo cada 4 o 6 horas o cuando se moja la piel, teniendo en cuenta que no es una práctica exclusiva de los meses de verano o cuando se está de vacaciones, sino que debe realizarse siempre.
También es vital prestar atención a todas las manchas o lunares que vayan apareciendo; incluso a lesiones que crezcan, se lastimen o no curen. En tanto, aparte de la observación individual, resulta indispensable hacer un control dermatológico anualmente.
Origen
No existe una causa directa para la aparición del cáncer de piel, sino que “se trata de la suma de varios factores predisponentes” -detalló Rubio Mainardi-. Y agregó: “La edad, la exposición solar, el tipo de piel son algunos de estos factores. Las pieles muy claras, que no se broncean, sino que enrojecen con la exposición, son las más propensas. Aunque puede afectar a cualquier edad, son más propensas las personas a partir de los 50 años y la frecuencia aumenta con la edad”.
Dependiendo de la agresividad de la enfermedad, serán las capas de la piel que se vean afectadas y la velocidad de crecimiento. Asimismo, muchas veces puede invadir ganglios linfáticos e ir avanzando hasta producir metástasis en otros órganos y la muerte.
“Todos podemos detectar una lesión en la piel cuando aparece de repente, o crece rápido, o tiene una úlcera que no cura, cuando es muy irregular o cambia de color. El dermatólogo, en su evaluación con lupa (dermatoscopia) realiza el diagnóstico clínico y el patólogo, con la biopsia, hace el diagnóstico definitivo”, aseveró la Dra.
“Cuando el diagnóstico efectivamente es cáncer de piel, de cualquier tipo o de alguna lesión que aún no es cáncer, pero que puede malignizarse, se recomienda quitar la lesión inmediatamente”, comentó la especialista. Si la resección se hace en época estival, es importante cuidar la cicatriz durante seis meses a un año con protección solar alta.
Un aspecto que no es menor, es el estético, puesto que la piel es en definitiva el órgano más extenso y, por tanto, difícil de ocultar. Por esto, cuando las lesiones son en la cara o cuando son muy grandes y van a dejar un defecto difícil de cubrir, los cirujanos reconstructivos utilizan técnicas específicas, para evitar secuelas no solo en la salud física, sino también psicológica de sus pacientes.
“Mi función es la de quitar la lesión cutánea y realizar una reconstrucción estéticamente aceptable para que el paciente pueda tener una adecuada calidad de vida”, concluyó la Dra. Rubio Mainardi, cirujana estética y reconstructiva del servicio de Cirugía plástica del Hospital Privado y Clínica Gallia.
Autochequeo
En Argentina se diagnostican más de 1.700 casos de melanoma y la tendencia es que la cifra aumente. De allí las iniciativas para fomentar la detección temprana de este tipo de cáncer.
En este marco, se emplea la regla del ABCDE para evaluar las características de las lesiones. La misma propone que cada cual busque en su piel y diferencie un lunar estándar de uno peligroso. De esta manera, el objetivo es identificar cuándo acudir a un control dermatológico, atendiendo a las siguientes variables:
- A de asimetría: si una mitad del lunar o marca de nacimiento no corresponde a la otra mitad.
- B de bordes: si son irregulares, desiguales, dentados o poco definidos.
- C de color: si no es uniforme y pudiera incluir sombras diferentes de color oscuro o algunas veces con manchas rosadas o blancas.
- D de diámetro: si el lunar mide más de 6 milímetros de ancho, aunque los melanomas algunas veces pueden ser más pequeños que esto.
- E de evolución: si el tamaño, la forma o el color del lunar están cambiando.