“El concepto cronopatía se utiliza para definir a personas que sienten que el tiempo libre o tiempo que no es utilizado para la realización de cuestiones “productivas” es tiempo perdido, lo que los lleva vivir con niveles de exigencia bastante altos”, explicó la Lic. en Psicología, Trinidad Echeguía (M.P. 13041).
De esta manera, quienes se ven afectados no pueden conectar con su cansancio y necesidades emocionales. Igualmente, la profesional aclaró que “la cronopatía en sí no se encuentra dentro de los manuales y clasificaciones de patologías mentales, por lo que lo se refiere mayoritariamente a un malestar que, sostenido en el tiempo y de forma acrecentada, sí puede llegar a desarrollarse en trastornos más complejos”.

También, remarcó que establecerse propósitos es normal, pero se debe estar atentos a la cantidad de tareas que se busca cumplir y a la tolerancia cuando no se alcanza lo pretendido.
Impacto de la cronopatía y estrategias para hacerle frente
Los efectos de la cronopatía se manifiestan de diversas formas. “En primer lugar, lo que mayormente puede ser visualizado es el agotamiento físico, producto del mal descanso, de la tensión corporal, a veces una alimentación poco nutritiva, entre otros”, detalló Echeguía.
A su vez, puede ocurrir que, aunque se cumplan todas las tareas propuestas, nunca se llega a la satisfacción total. La psicóloga advirtió que “se producen entonces altos grados de frustración y angustia; y a su vez, una sensación de potencial fracaso que puede generar ansiedad”.
Por último, otra secuela puede ser el aislamiento de entornos sociales. “Se pierden de fechas importantes, momentos de encuentro con seres queridos y otros espacios de bienestar vincular que suelen quedar relegados”, expuso la profesional.
En tanto, para afrontar esta situación, remarcó la importancia del reconocimiento de las elecciones a la hora de organizar una rutina. Por tanto, “es más viable estar abiertos a realizar acciones que alivianen la presión del cumplimiento de estas metas inalcanzables” -señaló-.
También agregó: “Es importante que la persona registre que este rasgo no lo define en su identidad, sino que son conductas aprendidas y reforzadas por el contexto; por lo cual son modificables y regulables para una mejor calidad de vida. Comenzar a discernir cuáles son mis propios objetivos y expectativas, y cuáles me vienen impuestas es muy importante”.
Asimismo, es fundamental tanto retomar contacto con familiares y vínculos de amistad, como solicitar ayuda en caso de ser necesario, para sentirse acompañado y entendido en el proceso. “Esto es clave para realizar cambios”, aseguró Trinidad. Finalmente, aconsejó buscar acompañamiento psicológico en el caso que no se logre aliviar el malestar que se detecta, para evitar cuadros más severos.

Malestar en expansión
Aunque la cronopatía podría asociarse a la población en edad laboral, Echeguía reveló que “desde la adolescencia se comienza a construir la idea de no ‘perder el tiempo’”.
“Estamos en un momento social en el cual muchas veces sobrecargamos a los niños y niñas de actividades extracurriculares, lo que suele continuarse luego”, indicó a la par.
En este marco, es clave posicionar que los tiempos de ocio son fundamentales para el bienestar psíquico y físico.
Por otra parte, Trinidad añadió: “Otra cuestión que es importante mencionar es que los jóvenes adultos y adultos que utilizan las redes sociales para compararse con sus pares, también son profundamente afectados por la idea de que “se quedan atrás” o son “menos” ante otras realidades que ven en internet”.
Así, el uso de plataformas de forma responsable es altamente recomendable para prevenir esta condición. “Se busca una idea de excelencia que siempre es irreal y puede ser muy abrumadora”, cerró la profesional.
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