*Especial, por Naty Cico, abogada y mentora en gestión del tiempo, productividad y metodologías agiles – creadora de la comunidad @organiz.hadas
En la mitologia griega, Sísifo fue un personaje condenado a empujar una roca cuesta arriba de una montaña, solo para verla rodar hacia abajo repetidamente, una y otra vez. En el trabajo, este sentimiento puede aparecer cuando nos encontramos atrapados en tareas repetitivas, sin entender su propósito o sin sentir que estamos aprovechando nuestro verdadero potencial. Es lo que llamamos el “efecto Sísifo” y es más común de lo que creemos.
Si no comprendemos cómo nuestras acciones contribuyen al objetivo general de la organización, es fácil perder la motivación. Además, sentir que estamos sobrecalificados, que no tenemos desafíos, o que nuestro trabajo podría ser automatizado puede hacer que nos cuestionemos nuestra utilidad.
En muchos casos, este sentimiento de desmotivación se ve agravado por la falta de reconocimiento de nuestra creatividad y habilidades únicas ¿Cuántas veces sentiste que tu verdadero potencial no está siendo valorado porque tu trabajo se ha convertido en una rutina mecánica?
La Solución: OKR (Objetivos y resultados claves)
Aquí es donde los OKR (Objetivos y Resultados Clave) pueden ser la solución. Se tratan de una herramienta de gestión que nos ayuda a definir objetivos claros y medir nuestros progresos de manera tangible.
Con estos, cada tarea tiene un propósito bien definido, y sabemos exactamente cómo nuestro trabajo contribuye al éxito de la compañía donde nos desempeñamos. Así, el enfoque no sólo motiva, sino que también nos permite enfocar nuestros esfuerzos en actividades que realmente importan.
De esta manera, consiste en un sistema que nos permite alinear nuestros esfuerzos con los objetivos de la empresa, creando un sentido de propósito y dirección; y en lugar de sentir que estamos empujando una piedra sin sentido, sabemos hacia dónde estamos dirigiéndonos y por qué es importante.
En tanto, los OKR han sido el secreto detrás del meteórico crecimiento de gigantes como Google, y hasta la banda U2 los utilizó en una campaña benéfica. A su vez, algo fascinante es que son intrínsecamente ambiciosos.
Están diseñados para ser desafiantes, y no siempre se espera que los alcancemos al 100%. Como diría W. Clement Stone: “apunta a la luna, si fallas podrías dar a una estrella”. Este cambio de mentalidad permite ver que lo más importante no es lograr cada objetivo, sino el aprendizaje y la mejora continua que provienen del proceso. En este marco, cada “fallo” es visto como una oportunidad para crecer, en lugar de ser motivo de frustración.
Tips para comprender los OKR y evitar el Efecto Sísifo
- Definir tus objetivos: Comenzá por entender qué es lo que la organización quiere lograr. Alineá tus tareas diarias con estos objetivos para sentir que estás contribuyendo al éxito global. Si estás en una posición de liderazgo deberías comunicar a todas las áreas los objetivos de la organización y qué se espera.
- Establecer resultados clave: Estos son los indicadores que te mostrarán si estás en el camino correcto. Asegúrate de que sean medibles y específicos.
- Buscar feedback regular: Conversá con tus superiores sobre el impacto de tu trabajo. Saber cómo tus esfuerzos están ayudando a alcanzar los objetivos de la empresa puede ser una gran fuente de motivación.
- Proponerte desafíos: Si sentís que tu trabajo es monótono, buscá maneras de añadir valor. Buscá proyectos que te apasionen o encontrá formas de mejorar los procesos existentes.
- Valorar tu creatividad: No te limites a cumplir con lo básico. Tratá de encontrar maneras de aportar ideas nuevas y soluciones creativas que puedan beneficiar a tu equipo o a la organización.
- Automatizar las tareas repetitivas: Si sentís que parte de tu trabajo podría ser automatizado, sugerí herramientas o procesos que puedan liberarte de esas tareas, permitiéndote poner foco lo que realmente te motiva.
- Aceptar el aprendizaje: Recordá que los OKR son ambiciosos por naturaleza. No lograr todos los resultados clave no es un fracaso, sino una oportunidad para aprender y mejorar en el próximo ciclo.
La verdadera productividad no se trata de cuántas horas trabajas o cuántas tareas podés tachar de tu lista. Se trata de encontrar propósito en lo que haces, de concentrarte en lo que realmente importa. No necesitamos más sacrificio; necesitamos más sentido.”