“Argentina es país pionero en legislación”, destacan desde Grow –género y trabajo- (https://www.generoytrabajo.com/) por las normativas vigentes en torno al matrimonio igualitario, la identidad de género, la prevención y erradicación de la violencia de género, el cupo laboral travesti-trans, entre otras. Sin embargo, aclaran que “en materia de trabajo no se observan avances significativos”.
Así, ante la informalidad que “afecta en mayor medida a las mujeres” y la persistencia de desigualdades para acceder a determinados trabajos o remuneraciones, surge la necesidad de discutir la brecha de género que rige, aún en estos días.
“Sostenemos sesgos mediante los cuales asignamos roles específicos a las personas, según su género”, advierten. Y continúan remarcando que las mujeres e identidades feminizadas “suelen tener más dificultades para insertarse en industrias como la construcción y el oil & gas, como también en los llamados trabajos ‘del futuro’”, vinculados a carreras de Ciencias, Tecnología, Ingeniería, o Matemáticas”.
“Por el contrario, son mayoría en actividades relacionadas a la salud, la enseñanza, el trabajo doméstico y los servicios”, explican y lamentan: “Todas ellas con modalidades de contratación más precarias y peor remuneradas”.
Asimismo, remarcan como “las tareas de cuidado muchas veces las expulsan del mercado laboral”. Por tanto, se trata de entender la manera en que el género atraviesa la vida y cómo habilita oportunidades o suscita barreras.
Reconocer, sensibilizar y actuar
Aunque estos sesgos vigentes muchas veces operan de manera inconsciente por la perpetuidad de ciertos mensajes a lo largo de la historia, reconocerlos es fundamental para, luego, “desarrollar programas y políticas que busquen revertirlos”.
Posteriormente, desde Grow advierten que “es necesario sensibilizar a los equipos de trabajo sobre las desigualdades estructurales que aún obstaculizan el acceso y la permanencia de las mujeres e identidades feminizadas en el mercado laboral, para trabajar colectivamente en soluciones concretas”.
“Para ello también es importante comprender que, así como el género influye en las oportunidades que tenemos o dejamos de tener, existen otros factores con los que sucede lo mismo, como la edad, la orientación sexual, la nacionalidad, la discapacidad, entre otros”, añaden.
A su vez, enfatizan en que se trata de un proceso continuo y que depende de todos. Al respecto, amplían: “Preguntarnos qué podemos hacer desde nuestro lugar es clave para poder pasar a la acción”. Por esto, las instituciones deben “comprometerse a largo plazo para lograr la equidad” –indican-.
Finalmente, sobre ejes posibles a enfocarse en 2023, subrayan la autonomía económica femenina y concluyen: “Un desafío siempre presente es el tema de los cuidados. Es necesaria la extensión de la licencia por paternidad, así como también avanzar hacia un sistema integral que permita a las mujeres tener tiempo disponible para insertarse y permanecer en el mercado laboral”.