“El estrés financiero es esa angustia o preocupación constante que tenés cuando no llegás a fin de mes, no podés pagar tus deudas o sentís que no tenés control sobre tu dinero”, comienza explicando la CEO de GT Educación Financiera.

Y añade: “Es algo que no te deja disfrutar del presente porque estás siempre pensando en lo que te falta económicamente y se manifiesta de diferentes formas, con ansiedad al hablar de plata, postergando compras necesarias porque no te da, entre otros”.
Respecto a su impacto, la también psicopedagoga advierte que “en Argentina, esta situación es muy común, sobre todo por la inflación y la falta de estabilidad económica”. Así, perjudica especialmente a:
- Clase media y baja: Son los que más sufren porque sus ingresos no alcanzan para cubrir los gastos básicos.
- Jóvenes y adultos de 30 a 50 años: Los jóvenes porque recién empiezan y tienen sueldos bajos, y los adultos porque suelen tener más responsabilidades (hijos, hipotecas, etc.).
- Jubilados: Muchos tienen ingresos fijos que no alcanzan debido a la inflación.
Causas y efectos del estrés financiero
Los orígenes de esta problemática son diversos, aunque se destacan:
- Gastar más de lo que ganás: Vivir “ajustado” o endeudarte para mantener un estilo de vida que no podés sostener.
- Falta de ahorros: No tener un fondo de emergencia para imprevistos, como una enfermedad o la pérdida de trabajo.
- Deudas acumuladas: Tarjetas de crédito, préstamos o cuotas que se te van de las manos.
- Falta de educación financiera: No saber manejar el dinero, invertir o planificar a largo plazo.
“También se suman factores propios del país, que hacen que todo sea más impredecible y difícil de manejar”, agrega Totaro. Por otra parte, en cuanto a las consecuencias, la diplomada en finanzas y productora de seguros explica que “el estrés financiero no solo afecta la billetera, sino también el cuerpo y mente, impactando directamente en la salud”.
Así, algunos de los síntomas más comunes son: ansiedad, depresión, insomnio, dolores físicos y aislamiento social. Además, remarca que esta problemática afecta no solo al involucrado, sino también a su familia, entorno social y contexto laboral.

5 pasos a seguir
“La mejor forma de afrontar el estrés financiero es a través de acciones concretas”, sostiene Totaro y enumera:
- Edúcate financieramente: Aprendé a hacer un presupuesto, ahorrar e invertir. No hace falta ser un experto, pero saber lo básico te da más control.
- Viví dentro de tus posibilidades: No te compares con los demás. Si no podés costear algo, no lo compres.
- Armá un fondo de emergencia: Ahorra, aunque sea un poquito cada mes para imprevistos.
- Evitá deudas innecesarias: Si no es urgente o no te genera ingresos, mejor no endeudarte.
- Buscá asesoramiento financiero: Consultar con un asesor puede darte una perspectiva más clara y profesional.
A su vez, añade: “Cuando ya estás en medio del estrés financiero, lo primero que tenés que hacer es parar, respirar y analizar la situación. No sirve de nada seguir corriendo sin rumbo. Fíjate qué es lo que más te está generando malestar: ¿son las deudas? ¿los gastos fijos? ¿la falta de ahorros?”
En esta línea, aconseja también armar un presupuesto, anotando todos los ingresos y egresos, sin excepción. De esta manera, es posible visualizar “las fugas de dinero” y aquello que es posible recortar, por ejemplo, consumos o suscripciones innecesarias, como también salidas que pueden reducirse.
“Una vez que tengas claro eso, armá un plan para pagar lo más urgente y fíjate si podés ahorrar, aunque sea un poquito. Lo importante es seguir el plan al pie de la letra y no desviarte”, añade Gabriela. Y remarca: “Un tip clave es controlar los gastos “hormiga” que son los que más daño hacen”.
Tendencias de prevención
Por último, en cuanto a estrategias para evitar el estrés financiero, la especialista subraya que “es clave diversificar las entradas de plata, ya sea a través de un emprendimiento, trabajos freelance o cualquier otra fuente”.
A su vez, sugiere informarse, siguiendo a cuentas que hablen del tema en redes sociales, leyendo libros o buscando diversas herramientas que ayuden a tomar decisiones conscientes.
“El secreto está en actuar a tiempo y no dejar que las preocupaciones se vuelvan inmanejables -remarca-. Hoy en día, varias tendencias están ayudando, como el mayor acceso a la educación, aplicaciones de finanzas personales, y la conciencia sobre el consumo responsable”.
Y cierra: “También es fundamental la mentalidad de ahorro e inversión temprana que se está dando especialmente entre los jóvenes. Por último, se está reconociendo la relación entre dinero y salud mental, con profesionales que ayudan a mejorar tanto la estabilidad económica como emocional de las personas”.