*Especial, por Julia Denna
Fangoterapia significa “terapia de barros o arcillas”, que son tierras de diferentes riquezas en sus componentes activos, minerales y oligoelementos. Así, varían en su composición según las necesidades de su aplicación.
De esta manera, se han utilizado aguas y fangos mineromedicinales desde la época del Antiguo Egipto y el Imperio Romano. Por tanto, son conocidos sus beneficios desde los primeros tiempos en diferentes culturas. Es que, estas mascarillas faciales y/o corporales permiten revitalizar la piel, y al mismo tiempo, invitan a disfrutar de un espacio-tiempo propio de autocuidado, un momento para serenarnos y darnos energía en unión a las bondades de los frutos de la naturaleza.
Hoy, podemos acceder a esta opción en spa pero también desde la comodidad de casa. Si la elección es esta última, existen ‘fangos’ destinada a todo tipo de pieles. Estas consisten en una equilibrada fusión de ingredientes puros, dentro de los cuales se destacan, arcillas roja, verde y blanca, polvos de flores medicinales (rosas, manzanillas, lavandas), cereales integrales molidos y matcha orgánica. Además, tienen en su composición una fusión de aceites esenciales que proponen a través de su aromaterapia un momento de serenidad y meditación para anclar en el presente y calmar la mente.
Principales propiedades:
⁃ Efecto exfoliante, que ayuda a la eliminación de los restos celulares y de las impurezas.
⁃ Hidratación: mejora de la elasticidad, gracias a su alto contenido en minerales (silicio, magnesio, zinc, cobre, entre otros).
⁃ Efecto reafirmante y drenante que favorece la circulación sanguínea (gracias a la arcilla Roja).
⁃ Efecto Anriseborreico, es decir, que reduce el aumento de la secreción de las glándulas sebáceas de la piel (gracias a la arcilla verde).
⁃ Eliminar manchas superficiales de la piel (gracias a la arcilla blanca y a el arroz molido integral).
⁃ Efecto Antioxidante (gracias a la Matcha).
Uso de fangoterapia
Usualmente viene en formato seco. Para aplicarla debemos hidratarla con un líquido, esto puede ser, con agua lo más pura posible, con una infusión de hierbas, con una leche vegetal o con un hidrolato (estos pueden potenciar aún más sus beneficios).
Dos cucharadas de Fango mezcladas con 4 cucharadas de líquido dan como resultado el barro terapéutico que se aplica en la zona deseada con suaves masajes. Posteriormente, se deja actuar por 10 minutos y se retira con abundante agua fría.
Se puede usar de una a dos veces por semana, dependiendo de las necesidades y los resultados son visibles desde su primer uso, mostrando una piel luminosa y más saludable.
Fotografías gentileza Paraísa Biocosmética (emprendimiento Julia Denna)
¿Contraindicaciones?
La única contraindicación de la Fangoterapia es dejar la mascarilla más tiempo de lo indicado en la piel. Esto puede generar una sensación de tirantez o irritación (10 minutos en pieles sensibles o normales, 15 minutos en grasas o mixtas). Al igual que aplicarla con masajes demasiados bruscos o retirarla con demasiada fuerza. Aquí se aplica perfectamente la frase, “menos es más”.
Debemos saber cómo tratar nuestra piel, sentir la textura y experimentar esta belleza.
Entonces, ¿Por qué es recomendable?
La salud de la piel depende un 80% del trabajo que hagamos en casa y cuidarla previene todo tipo de afecciones. La limpieza diaria, los cuidados frente al sol, la hidratación, etc. Podemos ir a una cosmiatra y hacernos un tratamiento más invasivo, pero, si en casa no lo sostenemos de nada sirve.
En este marco, la fangoterapia es una aliada súper generosa y gentil que puede utilizarse en cuello, escote, manos, espalda y pies. Una terapia amplia para mejorar la calidad de la piel que además es un placer y nos conecta directamente con la Tierra y sus bondades.