En el mes de la mujer OCIO convocó a María Teresa Andruetto, Milena Rabbat, Magdalena Da Porta, Mercedes D´Alessandro y Liliana Montero para reflexionar sobre los desafíos que atraviesan las mujeres en la actualidad. Las resistencias que se mantienen, los debates que no se dan y los proyectos y propuestas para lograr un presente con menos violencia, más respecto y mayor equidad. La palabra de .
Por José Busaniche/ @josebusaniche
Día de la mujer, más que una efeméride
Desde hace un tiempo, el mes de marzo dejó de convertirse en un simple mes para saludar a las mujeres por su condición de tal. Con los años y el protagonismo de muchas voluntades la fecha –el 8 de marzo en particular- fue nutriéndose de significado y de contenido. De la efeméride vacía se logró pasar a una fecha clave en la reivindicación de los derechos de la mujer pero, por sobre todas las cosas, en un punto de encuentro para que miles de mujeres puedan alzar su voz en reclamo de un trato igualitario con los hombres y por el respeto de sus decisiones.
En Argentina las mujeres ganan aproximadamente 27% menos que los varones
Mercedes D´Alessandro, doctora en economía, autora del libro “Economía feminista: Cómo construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamour)” y actualmente radicada en Nueva York comentó a OCIO que “la gran clave de la desigualdad es la distribución asimétrica del trabajo doméstico no remunerado. En la Argentina las mujeres realizan el 76% de estas tareas (limpiar, cocinar, hacer las compras del hogar, reparaciones, cuidar a niños y adultos mayores). Esta división del trabajo es anacrónica y no se condice con la situación actual. En cierta manera es algo que se asienta sobre concepciones acerca del rol y la sensibilidad de hombres y mujeres. El trabajo doméstico no remunerado aparece como algo que las mujeres hacen porque les corresponde, o algo que se hace por amor. La mujer tiende a sacrificar aspectos de su vida personal y laboral para poder cumplir con las demandas del hogar y la familia”.
D´Alessandro explica que “la situación se agrava cuando hablamos de familia y personas de bajos ingresos que además no pueden derivar estas tareas en terceros (niñera, empleada doméstica, delivery de comida). Entonces, lo que sucede es que muchas mujeres terminan o bien con una doble jornada laboral (una en su hogar y otra fuera), o bien con serias limitaciones para tomar trabajos de tiempo completo, estudiar, formarse. Se suele denominar ese fenómeno como pobreza de tiempo. A partir de aquí hay muchos otros fenómenos como la brecha salarial o los techos de cristal. En la Argentina las mujeres ganan aproximadamente 27% menos que los varones y tienen serias limitaciones y obstáculos para ascender en sus jerarquías laborales. La maternidad es sin duda otro factor que penaliza a las mujeres: a medida que tienen hijos cae su participación en el mercado de trabajo, a diferencia de los varones que cuantos más hijos tienen más trabajan”.
“El feminismo es un movimiento heterogéneo y diverso”
Desde el campo político y a la hora de pensar en el rostro actual del feminismo, la legisladora Liliana Montero destaca que “el feminismo es un movimiento heterogéneo y diverso con demandas también heterogéneas y diversas. Y que históricamente han logrado poner en la agenda pública y mediática demandas que luego se han transformado en leyes, en políticas públicas, es decir, que han logrado institucionalizarse. Es un motor de cambio social. De hecho, hoy gran parte de la sociedad ha hecho suyas muchas de esas demandas, sin necesidad de reconocerse como feminista; el respeto al derecho a una vida libre de violencias es el ejemplo paradigmático”. El trabajo en pos de la igualdad económica entre la mujer y el hombre es, según Montero, el eje estructurador para pensar nuevas conquistas: “estoy convencida que en tanto exista una verdadera igualdad económica todo lo otro podrá lograrse en mayor o menor medida, pero siempre existirá el sometimiento, en tanto exista sometimiento económico. Lo pongo en otro plano: ¿qué país sometido económicamente puede ser libre?”.
Y en ese sentido propone una crítica hacia el rol de las clases dirigentes en cuando al espacio que se da a la mujer y sus demandas. “La dirigencia política está muy lejos de entender la trascendencia que tienen las políticas de género para un Estado, sino, no se explica cómo en nuestro país a 30 años de democracia aún no tengamos políticas de Estado en ese sentido. No se explica, por ejemplo, que hoy tengamos un gabinete provincial con 13 ministros, de los cuales ninguno es mujer. No se explica que la mujeres no tengan cargos de decisión en los organismos más importantes del Estado, ni en la estructuras de los partidos políticos. Pareciera ser que hoy se ha reducido el tema género a la cuestión más grave que tenemos, que es la violencia de género, que sin duda es el flagelo del siglo pasado y de este siglo, sin embargo, no debate la dirigencia política que este flagelo es el resultado de la desigualdad y de la falta de empoderamiento de las mujeres y no vemos, por lo tanto, políticas tendientes a lograr esa equidad y ese empoderamiento”.
“Los libros pueden servir a muchas causas al mismo tiempo”
A la hora de pensar en los motivos por los cuáles cuesta tanto el avance de la equidad que plantean las mujeres la escritora María Teresa Andruetto explica que “el poder del patriarcado es muy antiguo, muy grande y muy consolidado. Donde hay poder, hay resistencia, y si se resiste es porque el poder todavía sigue vigente”. En ese sentido, Andruetto subraya el espacio que han ganado el feminismo y las cuestiones en el campo literario y la ficción en nuestro país: “hay muchos ensayos sobre aspectos muy diversos de esta problemática que tiene muchas facetas y derivas. En cuanto a la ficción, la vida de las mujeres ocupa sin duda un lugar importante y también las mujeres como escritoras, pero yo me correría de leer la literatura desde cualquier mandato o predeterminación. Los buenos libros desbordan a quienes los escriben, no se dejan encasillar y por eso pueden servir a muchas causas al mismo tiempo”.
La autora de “Las manchadas” y “La mujer en cuestión” señala que aún son muchos los debates pendientes: “A veces porque no se han dado, otras porque aún siendo dados falta profundizar, ganar conciencia, ganar espacios. El caudal de recursos económicos y humanos que el Estado debiera destinar a la lucha contra la violencia, la desigualdad. La violencia sexual, psicológica, económica, simbólica. El aborto seguro. La violencia simbólica en los medios de comunicación, particularmente en televisión necesita un debate profundo y acciones concretas, las diferencias laborales, el acceso de las mujeres a los puestos directivos, cualquiera sea la especialidad en la que trabajen, la educación sexual integral para que las niñas no se dejen maltratar, y así…”.
Ni una menos Córdoba: “Feminismo es co-construcción”
Desde el colectivo Ni Una Menos Córdoba, Milena Rabbat (licenciada en Relaciones Públicas e Institucionales de la Universidad Siglo 21) y Magdalena Da Porta (periodista) analizan la forma en que se va construyendo el feminismo y los desafíos aún pendientes que tienen las mujeres en estas latitudes. “Hoy el feminismo se construye de una manera multisectorial. Es una co-construcción que transversaliza estratos sociales y culturales. Crece a nivel académico e investigativo, a nivel político, laboral, cultural, social, barrial, artístico etc. Es una categoría que se distingue y reconoce en múltiples ámbitos. Empieza a perderse el miedo a la palabra, la enunciación, la identidad que emerge de autoproclamarse “feminista”. Es una categoría que nos une, nos hace sentir parte de un todo mayor a las individualidades que lo componen. Así también es como se ramifica y fragmenta a su interior. El feminismo opera bajo una gran bandera -la equidad de derechos y acceso a los derechos- pero dentro de ese paraguas, se abren múltiples maneras de encararlo y proclamarlo. No todas las feministas funcionamos bajo una misma línea, existen ramificaciones teóricas e ideológicas dentro del movimiento, pero en sí, lo que nos une y nos da pertenencia es la convicción de que una nueva revolución sociocultural está llegando, y ésta es la de la equidad social y las libertades individuales, denominada feminismo”, comenta Rabbat.
En relación a los campos donde aún se notan retrocesos Rabbat señala que “las mujeres han y hemos avanzado en todos los territorios; el retroceso se ve aún en las representaciones sociales. Son los estereotipos de género, fundados durante años de exclusión y opresión los que operan como limitantes. Ocupar puestos de poder y toma de decisión, políticos, privados, o públicos es un desafío a gran escala. En los dos últimos gobiernos (el de Cristina Fernández y el de Mauricio Macri) sólo 2 de cada 10 ministerios fueron ocupados por mujeres, a pesar de que la mitad de las trabajadoras del poder ejecutivo son mujeres”.
Para Da Porta, el trasfondo de las desigualdades de la que son objeto las mujeres es cultural: “Desterrar las prácticas machistas es fundamentalmente un acto revolucionario. Casi todo en nuestra cultura responde a esas pautas y todxs de algún modo hemos recibido aprendizajes y naturalizado la desigualdad, los estereotipos y las prácticas y roles cotidianos que refuerzan estos paradigmas patriarcales. Por ello, se recurre al término de situaciones de “micromachismo”, que no son nada más ni nada menos que cuestiones de la vida diaria que reafirman esta cultura que cosifica a la mujer y la encasilla en funciones ya predeterminadas. Esto es, desde un acoso callejero o un “andá a lavar los platos” o la consideración en el ámbito laboral. Al igual que hablamos de “violencias de género” en plural, porque las modalidades son innumerables”.
En esa línea, aporta que más de la mitad de las mujeres están desocupadas en la Argentina, la tasa de empleo asciende al 47,2% (69,6% en varones), ganan menos que los varones y dedican casi el doble de tiempo que los hombres al trabajo doméstico no remunerado. “Las inequidades son históricas y universales y el cambio cultural o el trabajo por delante debe empezar por allí. En Argentina muere una mujer cada 30 horas por violencia de género y ese es el peor final de un extenso recorrido de injusticias y desigualdad”, subraya.
Pese a ese panorama, Da Porta destaca que la condena social ha ido creciendo y los chicos, adolescentes y jóvenes ya tienen otra visión sobre las violencias de género. “Pienso que el rumbo es positivo, en tanto y en cuanto la sociedad no sea indiferente y vaya incrementando el nivel de consciencia en relación a las desigualdades e injusticias”.
Fichas:
Mercedes D´Alessandro
Doctora en economía (UBA), actualmente reside en Nueva York. En 2015 lanzó el sitio Economía Femini(s)ta y es autora del libro “Economía feminista: Cómo construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamour)” editado por Sudamericana.
Liliana Montero
Es Legisladora Provincial por Córdoba Podemos, licenciada en Psicología (UNC) y especialista en Psicología Clínica. En la actividad pública desde el año 1983, es Co presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) Córdoba.
María Teresa Andruetto
Escritora, entre sus libros figuran Las Manchadas, La Mujer en Cuestión y Lengua Madre. Obtuvo numerosas distinciones como White Ravens, Premio Novela del Fondo Nacional de las Artes, Premio Iberoamericano a la Trayectoria en Literatura Infantil/Juvenil SM y el Premio Hans Christian Andersen 2012.
Magdalena Da Porta
Licenciada en Comunicación Social de la UNC y locutora nacional. Como periodista trabajó en diversos medios gráficos, en radio y televisión. Es miembro del colectivo Ni Una Menos Córdoba.
Milena Rabbat
Es Lic. Relaciones Públicas e Institucionales de la Universidad Siglo 21. Es miembro activa del colectivo de periodistas y artistas autoconvocadas Ni una Menos Córdoba. Feminista.