Desde tiempos remotos, la humanidad ha utilizado recursos vegetales para aliviar dolencias de todo tipo. Sin embargo, con el paso de los años, los avances en la industria farmacéutica fueron dejando atrás los métodos ancestrales. Pero, hoy, paulatinamente se abren paso nuevamente. En este marco, se posiciona la fitoterapia.
Carla Vázquez, quien es oriunda de Río Negro, pero, actualmente vive en Río Ceballos (Córdoba) comercializa fitoproductos a través de su propio emprendimiento, Hampi Yura y ahora se encuentra en California, buscando expandir sus conocimientos en esta materia.
Desde allá, explicó a Ocio en qué consiste la fitoterapia: “Es el estudio y uso de todas las plantas y flores medicinales”. Y añadió: “Después se puede abrir un abanico de posibilidades en formas y conceptos. Lo que yo aprendí fue a conocer las plantas en su integridad, en sus contextos, necesidades y propiedades para usarlas en nuestro cuerpo y emociones”.
A su vez, destacó la “importancia de la alimentación” y también, manifestó que “la medicina natural es la posibilidad de sanar en comunión con la madre tierra y lo que ella ofrece”.
Acerca del consumo
El Dr. Jorge Alonso, junto a Cristian Desmarchelier, en su libro “Plantas medicinales autóctonas de la Argentina. Bases científicas para su aplicación en atención primaria de salud”, aseguraron que el país “dada su variedad de zonas climáticas presenta una notable riqueza florística y por tanto enorme riqueza en especies vegetales medicinales”. Y afirmaron: “Existe una amplia tradición de uso de estas especies por parte de la población”.
Al respecto, Vázquez advirtió: “Hay una diversidad infinita de plantas que se pueden consumir como también muchísimas peligrosas, por lo que hay que estar siempre en pleno conocimiento”.
“Somos todos diferentes y hay que tener muchas cosas en cuentas”, dijo y contó que la ingesta puede hacerse “mediante muchas maneras”, como tinturas madres (maceraciones en alcohol), aceites, flores de bash, infusiones y comidas. Asimismo, otra opción es utilizarlas para trabajar problemas en la piel o el pelo, por ejemplo, con cosmética natural.
Sobre los malestares a tratar, la joven aclaró que puede ser “cualquier tipo de afección, ya sea física o emocional”. “Incluso todos los medicamentos de farmacia o laboratorio son a base de plantas”, aseguró, posteriormente.
En cuanto al procedimiento, puede recurrirse a un fitomedicamento solo cuando es necesario o también usarlos a largo plazo, de manera preventiva. “Un protector hepático o de dolores menstruales, se suele consumir antes”, expuso.
“Pueden ser hábitos saludables. –siguió- Es decir que, una persona puede consumir todos los días si quisiera según su dieta”. Y remarcó que, igualmente, existen plantas “fuertes” que demandan una pausa: “Lo más común son tratamientos de 3 meses, con un descanso de 10 días, hasta seguir con el proceso”.
“Depende de cada persona claramente. Otra opción super factible es tener un botiquín de tinturas madres, por ejemplo, para el dolor de panza o cabeza, para angustias, etc. y tomar esporádicamente”, agregó.
Ciclo respetuoso, beneficios y riesgos
A la hora de cultivar, Vázquez comentó que “es necesario respetar determinadas condiciones”. Y amplió: “Las plantas que suelo utilizar son cultivadas conscientemente, es decir, cuidadas, sin agrotóxicos, lejos de las ciudades”.
“Provienen de las sierras o de personas que se dedican a este tipo de actividad. En caso de conseguirse secas, deben pasar por un proceso importante para mantener sus propiedades activas, como cosecharse en determinado momento, secarse en espacios secos y oscuros, luego ser guardadas de manera que se conserven”, indicó.
Además, señaló que es fundamental, previo a generar el medicamento, “saber el historial de la persona”. Por tanto, es básico conocer qué viene transitando, sus patologías, qué come, para, posteriormente elegir una planta que pueda sanarla.
En torno a los provechos, destacó que “el mayor”, es consumir algo proveniente de la tierra, a disposición. “Es conectar con los procesos naturales de la enfermedad y aprender de ese transitar. También es permitirle al espíritu de la planta que entre a nuestro organismo y trabaje de forma conjunta con nosotros”, manifestó y sintetizó: “Es conectar con lo real, lleva tiempo porque es necesario pasar dolores y dejar de escapar de eso”.
Por otro lado, advirtió los posibles peligros, remarcando la potencia de las plantas. En este sentido, profundizó: “A veces tienen contraindicaciones, por ejemplo, suben la tensión, como el jengibre y alguien hipertenso debería evitarlo”.
Como recomendación, sostuvo: “Hay que saber qué se consume, de dónde viene la planta, quién produce la medicina y de qué forma”.
Finalmente, celebró que “las personas se están animando a cuestionar el sistema y toda la manipulación del sistema y el mercado”. Así, se da más espacio a los métodos considerados alternativos. No obstante, puntualizó: “No quiere decir que la medicina hegemónica no sirve, pero es necesario replantearnos ciertos conceptos que están dañando y también es importante empezar a recordar lo sagrado de la tierra”.