Profesional en ginecología, obstetricia, sexología y, además de estas grandes profesiones, Flor es comunicadora. Muy comprometida, apasionada y con una enorme vocación, busca difundir sus estudios de par a par desde su Instagram @flordegineco, con más de 150 mil seguidores. En el marco del #mesrosa conversamos con Flor, sobre chequeos, novedades, relación médico paciente y mucho más.
Por Candelaria Lanzaco / [email protected]
“La medicina es un todo, es mirar al individuo como un todo, como un ser social, un ser emocional. Somos cuerpo, mente y alma y la enfermedad aparece cuando las emociones no se pueden expresar, es decir, cuando guardamos, callamos o no nos comunicamos. “La verdadera medicina es la que está basada en el paciente. Porque cada uno, es uno y su historia.”
–Flor, para conocerte un poquito más, sos especialista en ginecología, obstetricia y sexología. ¿Qué te apasiona más de estas profesiones? ¿Cuál es tu norte, que buscas generar?
–Desde el ‘98 empecé mi carrera en el Hospital Italiano de Buenos Aires, en la residencia en tocoginecología, hice también obstetricia y gineco, pero siempre supe que quería ser una acompañante de caminos, una médica que agarre de la mano, que mire a los ojos, que vea mucho más allá del síntoma físico. Para mí somos un todo, donde las cosas que nos pasan en el cuerpo tienen un alma, una mente, tenemos emociones, sensaciones y así, los síntomas hablan. Mi mayor deseo es que la medicina sea un espacio de encuentro, un espacio empático y cercano. Que encuentren en nosotros un compañero, una persona en quien confiar, que no juzgue, que sea abierta, que prevenga lo malo pero que disfrute las cosas lindas. Desde ese lugar la gineco y la obstetricia siempre me fascinaron. Dejé de lado la obstetricia ya que quería ser madre y no iba a poder estar 100% como se debe. Y ahí comencé mi búsqueda y estudios en la sexualidad.
–Además de todas esas profesiones, sos una gran comunicadora. ¿Cómo te llevás con este espacio de comunicación virtual, televisivo o radial? ¿Qué plus le dá que no tiene el consultorio?
–Hace muchos años que a mí me gusta comunicar, no solo en el consultorio, yo amo la docencia también. No deje nunca de enseñar. En el 2011 creé el programa de extensión universitaria del servicio de ginecología, donde desde ese año damos charlas a la comunidad para abrir temas y espacios y que las personas tengan más motivos de encuentro, preguntas y respuestas, para que podamos resolver. Hace tres años me sumé a conducir por TV ‘Una dupla saludable’, junto al doctor Sebastián Sticotti, pediatra, en el que hablamos de todas las cosas que nos importan que la comunidad sepa, desde un punto de vista de pares, no de un lugar superior. La comunicación me encanta a nivel televisivo, radial, las redes, me parece que es algo extremadamente valioso para que todo el mundo pueda acceder a información de salud.
–En el marco del mes de octubre, ¿a qué edad deberíamos empezar a realizar los controles? ¿Qué controles? ¿La autoexploración es suficiente?
–En lo que siempre pongo énfasis y les comento a las mujeres, es que lo que aumentó la sobrevida es el diagnóstico precoz en cáncer de mama; el 90% de los cánceres son curables, si se diagnostican de forma temprana y la realidad es que el único estudio que resulta es la mamografía. El autoexamen es importante pero más importante que realizarlo es conocer cómo es la mama, dónde es más glandular, dónde es más dura, cómo son los cambios que producen en el ciclo, cómo son los pezones, qué forma tienen, etcétera, porque cualquier cambio hay que consultarlo. Si uno conoce la mama, va a saber los cambios y va a pesquisarlos mucho más rápido. El autoexamen está bien, pero no demostró aumentar la sobrevida de por sí solo; sí demostró que las mujeres conocen sus mamas y si notan cambios, consultan.
–¿Cuáles son los pasos a seguir para realizar un buen chequeo médico? ¿A qué edad? ¿Cada cuánto tiempo?
–Recomiendo ir al ginecólogo una vez por año para charlar. La medicina, cada vez más, se está basando en el paciente, en su historia clínica, en sus antecedentes familiares o personales, en sus características y en su calidad de vida. Entonces, como screening (medicina basada en el paciente y en su historia), lo que se estudió en el mundo es que la mamografía sí demostró que aumenta la sobrevida en pacientes que tienen entre 50 y 70 años y realizarla entre una y dos veces cada dos años como máximo. Entre 40 y 50 la mujer debe hablarlo con su médico dependiendo de las características y antecedentes. Pacientes que tienen antecedentes de cáncer de mama deben consultar y realizarlo antes sí o sí.
–¿Creés que es una buena difusión la del #mesrosa? Y las campañas de publicidad que hacen las grandes empresas, ¿creés que sí influyen en las mujeres?
–Me parece fantástico. Yo siento que las mujeres sí se concientizan en que tienen que hacer la mamografía, en que tienen que hacer los chequeos médicos, que tienen que ir al médico a consultar y comentar cambios vinculares, sociales, conductuales, chequear menstruación, anticoncepción, fertilidad, charlar sobre avances de la ciencia, hay muchas cosas que no se saben si uno no va al médico y no se instruye en cuestiones de salud.
–Contanos, ¿cuáles son las novedades en gineco que deberíamos saber?
–La ciencia avanza a pasos agigantados y muchas veces nos cuesta entender el cambio de las pautas de los controles; va a pasar bastante tiempo para que las cosas comiencen a modificarse en el consciente e inconsciente colectivo.
Con respecto a los controles, hay algo que cambió mucho: antes, los Papanicolau se hacían anualmente, pero la realidad es que hace muchísimo tiempo la ciencia demostró que el cáncer de cuello de útero tarda muchos años (de 10 a 15 años) en producirse, por lo tanto dicen que ante dos ‘pap’ negativos de una paciente, podemos hacer el ‘pap’ cada tres años y no cambian sus condiciones clínicas.
El ‘pap’ se hace seguido por los falsos negativos, para no pesquisar si existiera una lesión por HPV que es el virus del papiloma humano. El 90% de nosotros vamos a tener HPV en algún momento de nuestra vida, el 97% nos vamos a curar solos y del 3% restante, solo un 40% va a tener un HPV persistente que si no lo tratamos, tendrá como resultado un cáncer de cuello de útero. Igualmente, volvemos a que el ‘pap’ y la frecuencia tienen que ver con cada paciente y su historia.
Pasa lo mismo con la ecografía transvaginal: solo se pide en mujeres sintomáticas, para buscar la pesquisa de algo que se piensa a partir del síntoma de la paciente.
A veces, el repetir o creer que debemos repetir estudios nos causan mucho más estrés y todo esto nos quita mucha más salud. Para esto es sumamente importante que se tomen el tiempo para hablar con sus médicos, para saber bien qué deben hacer, qué debo hacer yo, ‘la medicina basada en el paciente’.