La instalación, confeccionada con colchones y presentada en 2017 en Casa Naranja, fue donada al Museo Caraffa. Se puede caminar por dentro. Buscar un sitio para sentarse o acostarse. Incita a la relajación, quizás incluso a la meditación, y permite que se la use como un ámbito acogedor, de acuerdo a su materia acolchonada. Exactamente lo contrario a las obras para contemplar bajo el espíritu de mantener la distancia y el “prohibido tocar”.
Esta obra es la reconstrucción de Soft Gallery, una instalación realizada por primera vez junto a Richard Squires en Washington, en 1973. Otras versiones giraron por el mundo. Una se realizó en 2008 en Nueva York, y más tarde se reversiónó y se montó en 2010 para la retrospectiva que el Malba porteño le dedicó a la artista.
La Galería blanda permite el ingreso de grupos de hasta seis personas, con el requisito de quitarse el calzado. La cuál se podrá disfrutar hasta el 2 de agosto.
Por sus dimensiones, una vez que se desmonte será guardada en un sitio destinado a tales fines en el Museo Dionisi. Torres, director del Caraffa, aseguró que la obra volverá a verse en exposiciones temporales, y que existe la posibilidad de que sea prestada a otros museos en caso de que sea solicitada.
Además de la Galería blanda de Marta Minujín, también se encuentran en el museo “J.H.C.”, de Julio Chávez; “Homenaje de un pintor al cosmos”, de Eduardo Giusiano; “Deodoro Roca, un reformista en el museo (1916-1919)”; “Una pluma al viento”, de Martín La Rosa, “Los bañistas”, de Lucas Jalowski; “Papeles”, de Julio Ojeda y “Dibujos en el piso”, de Nora Dobarro. Hasta el jueves 2 de agosto, de martes a domingos y feriados de 10 a 20. Entrada general $ 15, miércoles gratis en el Museo Caraffa (Poeta Lugones 411).