En el mundo de la arquitectura local y nacional su nombre resuena y sus fotografías se destacan, tanto en importantes revistas de arquitectura como en plataformas especializadas en el tema, con imágenes de ciudades, de obras públicas y privadas. Su sello distintivo, que él mismo define como “sensibilidad con lo cotidiano para generar un impacto”, no sólo nos hace ver detalles con los que convivimos a diario, sino que también comparte su experiencia y sabiduría como profesor de fotografía urbanística. Sin dudas, Gonzalo Viramonte es marca registrada en el rubro. A continuación, conoceremos más sobre su trayectoria y su mirada de la arquitectura de Córdoba.
– Si te vieras representado en una imagen, desde tus comienzos hasta hoy, en relación a la arquitectura y la fotografía, ¿qué verías?
Cuando era muy chico, hacía dibujos con las luces moviendo los ojos para todos lados, formaba imágenes en mi retina con la larga exposición de la luz. Si tuviera que hacer una retrospección hacia mis comienzos sería eso, cuando dibujaba lo que quería ver. Algo muy parecido me pasa hoy. Una imagen mía, al menos de la ciudad, fue y será siempre un despojo de los elementos que nos aturden y nos hacen cambiar un poco la opinión sobre las cosas, sin antes conocerlas. Incluso la ignorancia de lo que nos rodea, es parte de esa interacción que me gusta retratar. La ciudad me fue formando de esta manera, también la sociedad. Mirar las cosas con otro pensamiento, generar impacto con lo cotidiano.
-Con tu ojo observador y detallista de fotógrafo urbanista, ¿Qué es lo que resaltarías del estilo arquitectónico cordobés?
Para mí Córdoba tiene texturas urbanas que no las he visto en otras ciudades. Lo que más me gusta, es el factor sorpresa. A veces hay conexiones, diálogos urbanos, y a veces hay peleas, hasta cortadas de rostro entre edificios. La ciudad es un reflejo de la sociedad en la que vivimos, con todas sus cuestiones, buenas y malas.
– ¿Creés que la refuncionalización de los espacios se convertirá en tendencia, que marcará un antes y un después en las formas de construir, ya sea una casa o departamento, hasta la arquitectura comercial?
Sí. Este tema ha llegado para quedarse por un largo tiempo, mientras no tengamos una solución. La gente no querrá pasar más por esto y, más allá del virus, esta situación hace que estemos más preparados para enfrentar lo que sigue. Quizás en un contexto más social, como las grandes oficinas, espacios de trabajo y edificios, se ven ya reflejados grandes cambios, más que en las viviendas. También hay algo muy importante: esta pandemia ha limpiado mucho el consumo de lo no indispensable, una de ellas, es el espacio físico fijo. Esto afecta directamente al sector corporativo, que tendrá que reinventarse para no desaparecer.
– En cuanto a la arquitectura sustentable, ¿logra Córdoba adaptarse a este modelo? ¿Cómo ves su evolución y en qué se puede ver?
Todavía la arquitectura sustentable es visto como algo nuevo, pero ya lleva un par de años y es muy necesario. En mis años de trabajo estoy viendo en estos últimos, una importancia mayor; de hecho, tengo registros de viviendas sustentables, cuando antes no las tenía. Por suerte esta cuestión afecta directamente al bolsillo, por lo que hace que nos preocupemos más aún, para lograr energías eficientes que, además de cuidar el medio ambiente, cuiden nuestra economía.
Todo tiene que seguir evolucionando, para lograr que ser sustentable, sea un ahorro para las personas, se ponga de moda y la sociedad cada vez quiera ir más por este camino. Las modas son necesarias para crear tendencias y esto es necesario y urgente.
-¿Qué aporte le harías a la ciudad, desde lo arquitectónico y funcional, que favorezca a la sociedad que la habita?
Sería muy bueno que tengamos alguna vez una política invisible pero funcional, que arregle, mejore y ponga en condiciones lo que hoy ya tenemos, a seguir creando cosas nuevas que luego son imposibles de mantener, que generan un montón de focos urbanos de los cuales la gente termina optando por no ir y visitar cuando la vejez y la falta de concientización del espacio se hace evidente.
-¿Cuál es el sello que caracteriza tus fotografías y qué deseas transmitir con ellas?
Mis fotos se definen con una frase, la cual dan nombre también a mis cursos. “Sensibilidad con lo cotidiano para generar un impacto”. Siempre intento transmitir mi pasión por la observación, cada foto que hago quiere mostrar una historia, para que pueda ser leída en la instantaneidad de la imagen.
-¿Qué edificio de Córdoba se lleva todas tus miradas cada vez que lo ves?
El Baoro, frente a los Capuchinos. Es de los edificios más lindos que tenemos. Me gusta el brutalismo y, en este caso, su escala. Tiene elementos que hacen que parezca una escultura más que un edificio. Es lindo mirarlo desde distintos ángulos, incluso dejar ver como entre las placas de hormigón aparece el gótico del frente.