Desde Revista OCIO charlamos con Guadalupe mientras recorría en bicicleta el camino de Santiago de Compostela, por la ruta que va desde Portugal. “El punto de partida fue la ciudad de Oporto, atravesando España con destino final en Santiago de Compostela. Es un recorrido que se hace en 7 – 8 días pero nosotros lo acortamos a 4 – 5, estamos pedaleando un promedio de 50 km por día. Estamos muy felices, es una experiencia linda aunque es brava”, explica.
Aficionada por el deporte sobre dos ruedas, Guadalupe utiliza su hobby para realizar una fuerte labor con mujeres del sudeste asiatico. En el afán de contagiar su gusto por la bici, creó un programa de coaching ontológico en bicicleta para impulsar a que las mujeres se conecten con la naturaleza, generando un ambiente de contención y unidad.
El coaching ontológico es una disciplina emergente, que habilita una manera distinta de interpretar a las personas, su manera de actuar, de relacionarse y alcanzar aquellos objetivos propuestos. Se trata de una conversación de transformación a través de la cual las personas analizan, desarrollan y evolucionan sus formas de estar presentes en el mundo.
Con el diferencial de hacer las sesiones recorriendo lugares en bicicleta, Guadalupe busca que las mujeres desarrollen nuevas formas para interpretar sus vidas, creen nuevas realidades, encuentren nuevos significados y establezcan nuevas conexiones, ya sea con ellas mismas o con los demás. “Me hace muy feliz ver a las mujeres dedicando tiempo para ellas mismas”, manifiesta.
Guadalupe y su esposo Manuel se radicaron en Malasia hace cinco años, cuando él obtuvo el nombramiento de Embajador para representar al país. Desde ese momento, Cernusco ocupa parte de su día a día en realizar trabajos y tareas en pos de representar a Argentina.
¿Cómo es el rol de ser ‘la esposa del embajador’?
Es un rol importante, hay que tomarlo con seriedad. Cuando represento al país me visto y me comporto acorde al lugar al que voy. Realizo un trabajo previo para informarme sobre quiénes son las personas con las que voy a estar, los temas de los que se va a hablar y cuáles temas no se pueden abordar y estudio cuáles son los protocolos a seguir. Cada vez que vamos al palacio del Sultán de Malasia, hay que vestir de una forma adecuada, tapando muñecas y pies, no se puede utilizar el color amarillo, entre otros requisitos que se deben respetar. Estamos en un país como invitados, debemos cumplir con lo que ellos proponen.
Ser la esposa de un diplomático en cierto punto es difícil, hay exigencias particulares, uno tiene que entender que está representando al país y hay cosas que se deben acatar. Lo que más me costó fue dejar de trabajar, soy una persona que trabajó toda su vida y ahora, como esposa del embajador, no puedo hacerlo. Sin embargo siempre encuentro cosas para hacer, por ejemplo, actualmente me dedico a realizar tareas para ayudar a las personas que menos tienen.
¿Qué es lo que más disfrutás?
Una vez al año se realizan programas de la Cancillería, que se encarga de traer al país argentinos que son artistas, músicos, cantantes, artesanos, para mostrar su trabajo en Malasia. Esa parte me emociona mucho y me llena de alegría, conocer sus historias, ver sus trabajos, saber que pueden realizar un intercambio cultural y mostrar su trabajo.
¿Cómo es el rol de la mujer en Malasia?
A veces, desde afuera, tenemos un pensamiento un poco errado sobre la imagen de las mujeres de otras culturas. Acá la mujer tiene un papel muy importante, trabaja a la par del hombre. Veo parejas jóvenes en donde ambos se ocupan de las tareas de la casa, las mujeres no quedan subordinadas en el hogar. En cuanto a la vestimenta, están más tapadas por la cuestión religiosa, pero fuera de eso yo veo que son mujeres fuertes, poderosas, que saben lo que quieren. Dentro del ámbito religioso, en Malasia conviven muchas religiones, aunque hay algunos privilegios para la etnia Malaya que es la originaria. Yo creo que todas las religiones son válidas en la medida de que busquen el bien común, son diferentes formas de llegar a Dios. En materia de derechos, considero que como sociedad estamos buscando en el mundo la igualdad de género para que mujeres y hombres tengamos los mismos derechos, a la mujer no se la puede vedar de hacer deporte, de tener una profesión o de estudiar, eso es antiguo. Es momento de crecer y dejar esas costumbres atrás.
