“Me creía una persona bien parada como para afrontar cualquier cosa que se me podía poner en el camino, pero en este último tiempo aprendí que no soy tan fuerte como creía o como la gente me veía”, reflexionó Juan Martín del Potro en diálogo con La Nación.
Fue uno de los tenistas argentinos más reconocidos a nivel mundial por todos sus logros internacionales. Fue estandarte en la única Copa Davis que consiguió el país, ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río 2016 tras derrotar a Rafa Nadal y alzó 22 títulos individuales.
Sin embargo, debió retirarse a sus 34 años del deporte, por numerosas lesiones. Hoy, a dos años de abandonar las canchas, confesó: “Lloro, no duermo y tengo ansiedad. A veces estoy deprimido y de repente hago mucha más terapia de la que tenía que hacer porque no soy tan capaz de sobreponerme a ciertas situaciones de la vida que me están tocando. Hoy no reniego con sentirme un poco débil. Es lo que me toca y lo voy llevando, a veces mejor, a veces peor”.
También, más allá de lo vinculado a su salud mental, ahondó en sus problemáticas físicas. En esta línea, contó: “Me operé ocho veces la rodilla. Se supo de cuatro o cinco, pero hubo tres más en privado. Pasé por ocho cirugías, vi a los mejores especialistas del mundo y probé innumerables tratamientos. La calidad de vida que quiero aún no la logré”.
“Lo que pido es poder subir una escalera sin dolor o ir a Tandil manejando, que son cuatro horas en auto y antes las hacia de taquito. Hoy tengo que parar en Las Flores 10 minutos a estirar porque me duelen”, cerró.
Igualmente, en poco menos de un mes, Juan Martín Del Potro se dará un lujo final, protagonizando una exhibición en Argentina junto a Novak Djokovic, mejor jugador de la historia, y uno de los grandes amigos que le quedaron en el circuito.