En un mundo donde la moda a menudo refleja poder y estatus, el Papa Francisco eligió un camino diferente. Su estilo sencillo y austero no solo reflejaba su personalidad, sino que también rompía con siglos de tradiciones en el Vaticano. Así, por ejemplo, optó por zapatos negros, los mismo que usaba en Buenos Aires y que fabricó Carlos Samaria; en lugar de rojos, tono que predominaba en cuero simbolizando la sangre de los mártires y la Pasión de Cristo.
Por otro lado, cambió la cruz pectoral de oro con incrustaciones de piedras preciosas, eligiendo una de hierro oscurecido, y su anillo del Pescador (sello oficial) fue de plata dorada, rechazando los ornamentos de oro o piedras preciosas hasta en eventos solemnes.
Este último ahora, como manda la tradición, el anillo del difunto pontífice será destruido —o desfigurado, al menos— dentro de los muros del Vaticano tras su muerte, a los 88 años.
Se trata de un ritual con raíces prácticas. El anillo del Pescador y un colgante llamado bulla servían tradicionalmente como sellos oficiales para las cartas y documentos oficiales conocidos como breves papales. Para evitar que se falsificaran cartas o decretos póstumos, ambos se rompían con un martillo tras su muerte. Desde 1521 hasta 2013, esto es precisamente lo que ocurrió.
A su vez, mientras que sus predecesores lucían sotanas con bordados y detalles elaborados, Jorge Bergoglio mantuvo una sotana blanca simple, sin bordados ni adornos, reflejando su compromiso con la humildad y la cercanía al pueblo.
También evitó el uso de ornamentos tradicionales como la muceta roja, la tiara papal y otros elementos que simbolizaban el poder papal, prefiriendo una imagen más sencilla y accesible e incluso fue visto en público sin su vestimenta papal tradicional, optando por ropa civil como pantalón negro, camiseta y un poncho a rayas, destacando su deseo de normalidad.
Simplicidad hasta el final


La moda del Papa Francisco no fue una cuestión de estilo, sino una declaración de principios. Su elección de vestimenta reflejaba su visión de una Iglesia más humilde, cercana y centrada en lo esencial.