El pasado 14 de abril, la Universidad Nacional de Córdoba inauguró una plaza con el nombre de Catalina Gutiérrez, la joven asesinada por quien era su amigo y compañero de facultad, Néstor Soto.
El homenaje se llevó a cabo a pocos días de cumplirse un mes desde la condena a perpetua al femicida. En el lugar se plantó un ejemplar de ginkgo biloba, conocido como un árbol de la vida, inmortal, que muere solo por cuestiones externas.

“Diseñamos este espacio para brindarle a nuestra facultad y a la comunidad un espacio de encuentro y reunión, siempre recordándola a ella y que se pueda concientizar sobre el hecho”, expresaron sus amigas y quien fue su novio.
Por su parte, Eleonora Vollenweider, la mamá de Catalina, expresó: “ni en la peor de nuestras pesadillas imaginamos que íbamos a vivir esto. La muerte de Catalina nos llena de un dolor profundo, intenso, desgarrador. Estamos quebrados por el dolor, logramos la justicia que buscamos pero no hay condena que alcance”. Estaba acompañada por su esposo, Marcelo Gutiérrez, y su hija Lucía.
En tanto, desde la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD) manifestaron: “La plaza fue construida de forma participativa para recordar a Catalina, estudiante de nuestra facultad. Es un gesto de memoria activa, un lugar de encuentro y construcción comunitaria, desde el amor y la justicia”,