El 31 de agosto, a través de una comunicación oficial, el Ministerio de Salud de Córdoba alertó acerca de la aparición de casos de leishmaniasis canina. De estos nuevos, 9 se encontraron en la ciudad de Córdoba y 1 en Parque Síquiman.
Además, señalaron que “en su mayoría fueron detectados mediante las acciones de vigilancia y de control de foco que realiza el Área de Epidemiología” y advirtieron que “se suman a otros seis registrados entre 2019 y 2021 en las mismas localidades”. Así, se da un total de 16 casos confirmados en la Provincia.
Pero ¿de qué trata la leishmaniasis? Según informaron oficialmente: “Es una enfermedad parasitaria que afecta tanto a animales como a personas. Este parásito se transmite por la picadura de flebótomos, conocidos comúnmente en otras regiones o provincias con los nombres de torito, plumilla o carachai”. Es decir que, no se transmite de persona a persona, ni por el contacto directo con nuestras mascotas.
“Los perros actúan como reservorios del parásito y, por lo tanto, son los transmisores de estos microorganismos a los flebótomos. Un perro infectado no tiene cura y, aunque no presente síntomas, puede transmitir el Leishmania infantum durante toda su vida”, aclararon, además.
Y continuaron: “En las personas es grave, en particular en niños y niñas. Si el tratamiento adecuado no se proporciona a tiempo, puede ocasionar la muerte”.
Cifras, contagio y síntomas
Por otro lado, la Organización Panamericana de la Salud expuso que se ha detectado la enfermedad en 13 países de la región: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela. En estos, cada año, en promedio, se registran 3.500 casos con una tasa de letalidad del 7%.
Respecto a las características que definen a los flebótomos, desde MSD Salud Animal explicaron que “es más pequeño que un mosquito y tiene el cuerpo cubierto de vellosidades”.
Asimismo, a diferencia de los mosquitos que se desarrollan en el agua estancada, estos insectos se desarrollan en la materia orgánica y requieren de un ambiente oscuro, húmedo y fresco para reproducirse. En cuanto a su actividad, alcanza su pico al atardecer y por la noche.
Acerca de los síntomas, destacaron que, en canes los más comunes “son lesiones en la piel, tales como úlceras que no cicatrizan, pelaje opaco, crecimiento exagerado de las uñas, así como adelgazamiento, fiebre irregular, agrandamiento de hígado y bazo, inflamación generalizada de los ganglios y anemia”.
No obstante, como se mencionó, durante meses pueden no manifestar síntomas e igualmente contagiar. Las personas, por su parte, padecen también adelgazamiento, fiebre irregular y agrandamiento de abdomen.
¿Cómo se previene?
Walter Comas, Director de la Unidad de Negocios de Animales de Compañía de MSD Salud Animal en Región Sur, brinda algunas recomendaciones para cuidar a las mascotas de esta enfermedad:
- Utilizar productos con efecto repelente e insecticida. Algunas pipetas ofrecen una protección de hasta 3 semanas.
- Los collares son la mejor opción: algunos ofrecen protección durante 1 año.
- En algunos países, a vacunación es una herramienta complementaria al collar, pero no reemplaza la necesidad de utilizar repelentes.
- Cuando sea posible, evitar que los perros estén al aire libre durante la noche.
Otras medidas a considerar:
- Limpiar regularmente los patios y jardines. Eliminar materia orgánica como hojas, materia fecal de animales, residuos, etc.
- Colocar tela mosquitera de malla fina en puertas y ventanas.
- Utilizar telas mosquiteras en los caniles.
- Fumigación del interior y exterior de las casas.
- Utilizar repelentes en las personas.