*Por Giuliana Ugolini y Pia Fitipaldi, Grow- género y trabajo
La Ley Micaela lleva tal nombre por Micaela García: una joven de 21 años, activa participante del movimiento #NiUnaMenos, quien fue víctima de un femicidio en el año 2017. Antes de lo sucedido, su femicida había sido condenado a nueve años de prisión por agresión sexual a dos mujeres. Sin embargo, le habían otorgado libertad condicional, a pesar de que el informe criminológico recomendaba lo contrario ya que no se contó con una evaluación con perspectiva de género.
Es a partir de los hechos mencionados que, a partir de un pedido de justicia y la movilización tanto de familiares de víctimas de femicidio y la movilización social y colectiva, se impulsa la creación de la Ley 27.499.
La misma establece la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñen en la función pública en la República Argentina, con el objetivo de intervenir de manera adecuada, transversalizando la perspectiva de género.
Pero ¿qué significa transversalizar la perspectiva de género? La perspectiva de género es una herramienta importante para hacer visibles las relaciones de poder y desigualdades presentes entre los géneros. Tener en cuenta lo mencionado, de forma transversal implica poder analizar las inequidades y actuar en consecuencia, tanto para la transformación como para el diseño y ejecución de políticas públicas e institucionales.
La Ley Micaela se trasladó también a organismos no públicos, y busca la prevención, promoción e intervención de las violencias por motivos de género, garantizando su inclusión también en los espacios laborales.
¿Qué podemos hacer para su inclusión en las organizaciones?
Desde Grow- género y trabajo, con el objetivo de incluir esta ley, acompañamos a las organizaciones a generar espacios libres de violencia y acoso, a través de la prevención, sensibilización e intervención frente a situaciones de violencia por razón de género.
Por un lado, previniendo a través de talleres de sensibilización a todo el personal y especializaciones a los equipos de abordaje, incluyendo la perspectiva de género e invitando a tomar conciencia sobre la importancia de la misma.
Además, es relevante poder trabajar en la co-construcción de un protocolo que incluya la violencia por razón de género, protegiendo a quienes forman parte de la organización e institucionalizando las medidas de acompañamiento y resguardo.
A través de una estrategia integral, es necesario sumar las acciones que contemplen los valores que la Ley Micaela impulsa: la igualdad de oportunidades, la equidad de género y la promoción de espacios respetuosos y libres de violencia de género,