Actualmente, navegar en distintas redes sociales y encontrar anuncios que promocionan sitios de apuestas online es moneda corriente. Muchos vienen de la mano de influencers y otros se tratan de la típica publicidad. Ya sea casinos, en torno a partidos o loterías virtuales, todos representan el riesgo de ludopatía, principalmente para jóvenes.
“Las chances son mayores en los y las adolescentes, que están en una etapa de desarrollo y vulnerabilidad. Si bien apostar es ilegal para menores de 18 años, muchos chicos y chicas logran acceder a estas aplicaciones porque no hay suficientes regulaciones que garanticen su protección”, explican desde chicos.net, una organización civil sin fines de lucro que promueve los derechos de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en entornos digitales.
También señalan que “el crecimiento de las aplicaciones de apuestas comenzó a crecer a partir del año 2020, en medio de la pandemia”. Asimismo, según la ONG, el mundial del 2022, por su parte, también contribuyó al crecimiento de las apuestas deportivas en adolescentes y personas adultas.
En tanto, uno de los motores principales de este negocio es la publicidad. Los principales canales donde se promocionan estas plataformas son:
- En las ligas de fútbol: según Chequeado, el 28% de los equipos de Primera División tienen como sponsor de su camiseta a alguna casa de apuestas, que a su vez patrocinan a la Selección argentina, a la Copa Argentina y a la Primera Nacional.
- En redes sociales.
Ingreso y uso
Respecto a la iniciación, “se habla de un promedio a los 15 años, pero psicólogas y psiquiatras especializadas en adicciones están recibiendo consultas por chicos de 12 años” -detalla el sitio web de la organización-.
Y detallan: “En la mayoría de los casos, quienes participan en las páginas de apuestas son hombres. Algo que llama la atención es que se encontraron casos de chicos que entablaron deudas con mafias con el fin de seguir jugando”.
Para utilizar las aplicaciones, las mismas ofrecen gratuitamente una determinada cantidad de monedas virtuales para poder apostar, pero cuando se acaba, llega la hora de pagar con dinero real. Para esto, suelen usar plata que les dan sus familias y que guardan en billeteras virtuales.
A su vez, existen casas de juego ilegales, en las que los controles para hacerse una cuenta son prácticamente inexistentes.
Otra figura que hay que tener en cuenta -advierten desde chicos.net- es la de los y las “intermediarios/as” o “cajeros/as” quienes son personas mayores de 18 años, que facilitan el acceso de menores de 18 años a las plataformas de juegos de azar y apuestas en línea.
Entender y reconocer
Acerca de las razones para comprender este fenómeno, Andrea Urbas, directora de Chicos.net, comenta que “la adolescencia es una etapa de mucha vulnerabilidad, donde chicos y chicas están aceptando una serie de cambios físicos y de su personalidad”. “Esto hace que su autoestima se vuelva muy fluctuante. Estas apps ponen en juego una cuestión lúdica, de explorar nuevos límites, sensaciones del cuerpo, capacidades. La transgresión y la ruptura de los límites son también formas de manifestar esa incomodidad frente a los cambios que se están atravesando”, añade.
Otro aspecto que explica esta práctica es la necesidad de pertenencia grupal: comparten las mismas prácticas para poder acompañarse en los desafíos que trae ese momento de la vida. Igualmente, por eso pasan tantas horas en las redes sociales o en algunos casos, participan de retos virales.
Por otra parte, en los últimos años, en redes sociales han empezado a circular de forma masiva contenidos con la promesa de ganar “dinero fácil” y premisas del tipo “ser tu propio jefe”, basados en la lógica de la inmediatez y un modelo de éxito social vinculado al dinero.
En esta línea, en una encuesta reciente de UNICEF y Ureport, “ganar plata” fue el primer motivo para apostar que indicaron los y las jóvenes encuestados (52%). “El entretenimiento y la diversión” quedaron en segundo lugar (32%). Estas tendencias indican que la necesidad de generar ingresos es una de las principales razones que están impulsando a los y las jóvenes a participar en este tipo de actividades.
Por último, además de estas razones, hay distintos factores que pueden normalizar esta práctica desde la infancia: técnicas aplicadas al uso de tecnología y marketing, factores de accesibilidad tecnológica y factores sociales.
Para reconocer si un joven tiene problemas de este estilo, sugieren estar atentos a si piden más dinero de lo habitual a sus padres o familiares cercanos. “Cuando el uso empieza a ser excesivo pueden manifestar sentimientos de irritabilidad y ansiedad excesiva si se les solicita que interrumpan su actividad con medios digitales”, siguen.
“Otros indicios son la falta de interés en la escuela o eventos sociales -agregan-. También pueden tener sentimientos de vergüenza, depresión y baja autoestima, disminución del rendimiento escolar y trastornos del sueño”.
Finalmente, en cuanto a recomendaciones para prevenir esta práctica dicen:
- Brindarles información acerca de la ludopatía y sus consecuencias. Hablamos de adicción al juego cuando hay un impulso incontrolable por las apuestas. Esto genera en muchos casos pérdidas económicas y consecuencias negativas en el trabajo, familia y las amistades. Las casas de apuestas tienen lógicas que buscan pasar del juego controlado, al abuso y luego a la adicción.
- Conversar sobre el tema y escuchar qué tienen para decir. Pueden ser útiles estas preguntas disparadoras:
- ¿Conocen amigos que usen aplicaciones de apuestas? ¿Qué los motiva a apostar? ¿Qué hace el grupo de amistades en esos casos?
- ¿Cómo usan el dinero que se les da para su vida diaria? ¿Ahorran para algunos gastos personales?
- Analizar junto a ellos y ellas las publicidades de casas de apuestas. ¿Qué mensaje transmiten? ¿Quiénes las promocionan? ¿Por qué son tan populares en el mundo del fútbol?
- Si ya sabés que tu hijo/a está realizando apuestas, sugerimos analizar si es un uso reducido, abusivo o si hay indicios de una adicción. Como primer paso, te recomendamos reducir la cantidad de dinero que le das mensual o semanalmente. Luego, evaluar junto a él o ella si puede parar de hacerlo. Si lo ves necesario, buscá la ayuda de un profesional para que pueda hacer un seguimiento.
- Incentivar que hagan actividades recreativas (artísticas, deportivas) que no requieran del celular. Consensúa momentos y espacios de desconexión de las tecnologías: en la mesa, antes de dormir, en las salidas al aire libre, cuando estamos con amigos/as. Este tipo de límites promueven un uso crítico de las tecnologías.
- Brindar el ejemplo. Hacé un uso equilibrado de tus dispositivos y no promuevas el uso de aplicaciones de apuestas. Reflexioná sobre tus propios usos y límites de los medios digitales.