“Mi padre se contagió del virus de poliomielitis de muy pequeño y su madre le sugirió ir de aprendiz a un taller de orfebrería para saber del oficio de joyero”, cuenta Mario sobre los orígenes de su pasión.
Y sigue: “Por su dificultad para caminar, ella pensó que esa ocupación sería una buena idea ya que podía permanecer sentado haciendo su trabajo. Mi abuela fue una visionaria y papa se convirtió en un joyero de profesión”.
Tiempo más tarde, Mario observaría a su padre mientras trabajaba las piezas. Al respecto rememora: “Me fascinaba lo que creaba. Dicen que nunca sabrás el valor de un momento hasta que se convierte en memoria. Esa imagen despertó en mí el estímulo de mi vocación”.
Como una pasión latente, ese amor por lo que veía hacer a su padre se mantuvo y, al terminar el secundario, cuando buscaba un ingreso para colaborar, consiguió atender un stand en la Feria de Antigüedades de San Telmo.
Allí, primaban objetos antiguos de todo tipo que suscitaron interés del entonces joven. Y, con la joyería aun rondando en su cabeza, quiso combinar ambos mundos, lo que lo llevó a más tarde especializarse en las joyas antiguas.

“La pasión me envolvió y me dediqué a leer sobre historia del arte e historia de la joyería. Con la fantasía de poder vivir de ello comienzo a imaginar mis propias joyas con estilo antiguo. Tomé cursos de gemología y aprendí a evaluar las piedras preciosas y semipreciosas. Ya habían pasado muchos ejemplares por mi vista”, recuerda.
Los comienzos en la joyería
Continuando con el vistazo al pasado, Mario recapitula: “Argentina en el pasado ofrecía a la venta “las joyas de la abuela”, literalmente. Siempre me recordaban que un país poblado de inmigrantes europeos tendría tesoros bien guardados. En los 80 muchos de esos bienes comenzaron a salir al mercado”.
Posteriormente a aquel boom, en los años 90 y 91 trabajó como tasador. “Examiné joyas bellísimas y descubrí que fuera de Argentina existía ese nicho comercial y era un éxito”, dice sobre el momento en que notó que tenía la oportunidad que antes solo tenía espacio en su imaginación.
Luego, se convirtió en socio de un local en Buenos Aires que compraba y vendía piezas antiguas. Hasta que, en 2004 pudo inaugurar su propia compañía. Fue en USA y nació así Mario’s Antiques, Inc que aún existe.
“Mi inventario se expandía y consistía en parte en joyas antiguas y parte en joyas diseñadas por mí con un estilo Antique. En muchos lotes que compraba, yo solo imaginaba cómo lo transformaría. Un broche plaqueta en un colgante o en un anillo. Atesoraba joyas y algunas ya muy dañadas las transformaba por completo o fusionaba materiales y creaba una nueva pieza. Dejé volar mi imaginación”, revela.
“Luego llegaron las participaciones en exposiciones de joyas antiguas en Miami, NYC, Las Vegas. Los clientes fijos en Alemania, Italia, Londres, España, Australia. India Los viajes largos y cortos”, añade.
Un presente con valor agregado
Actualmente, Mario persiste en su vocación. Para continuar en el rumbo elige las casas de remate de USA y de Europa. A su vez, abastece a joyerías y también vende de modo particular a quienes quieren agasajar con un presente en algún cumpleaños, aniversario u otra ocasión especial.
Además, durante la pandemia quiso dar un paso más y llevar la joyería a otro público “popular”. “Busqué materiales entre mi inventario y recientemente cree una línea de anillos en plata con piedras semipreciosas y más económicas que los diamantes provenientes de una gargantilla que no lograba vender”, comenta. Y evalúa: “Se están entregando muy bien”.
Por otro lado, se encuentra en plena creación de una fundación para dar talleres y cursos sin cargo a jóvenes que quieran tener un oficio. Al respecto destaca que, antes “solía dar charlas en secundarios de Buenos Aires sobre el arte de la joyería con muy buena respuesta de los estudiantes”.
“También exploro diferentes espacios para mostrar mis obras y los museos de Arte me han recibido muy bien”, expone. Y cierra: “Después de años de experiencia en el rubro, tengo la satisfacción de ser consultado por personas importantes sobre diseño, calidad y materiales en joyería. Nunca busqué fama, pues esta industria exige un perfil bajo y discreción, por una cuestión de seguridad; pero se dé buenas fuentes que muchas celebrities usan piezas creadas por mí”.