En su Instagram, donde casi 13.000 seguidores la acompañan, se presenta como “recicladora serial, aprendiz de permacultura, bordadora, costurera y productora independiente”. Y a través de esos roles, a sus 38 años, Maru Polak se consolidó como “influencer”, aunque confiesa que no fue sencillo adquirir tal título.
“Llegar a los 10.000 seguidores me costó un montón. El contenido se viralizó muy de a poco. En pandemia lo primero que explotó fue un material sobre compost y me di cuenta que era por ahí”, revela.
Sin embargo, antes de incursionar en las redes sociales desde lo ambiental, en su Córdoba natal, Polak estaba dedicada a la industria audiovisual y al modelaje. Al respecto, cuenta: “Desde los 16 años estuve metida en el mundo de las promos y eso me hizo conocer mucha gente. Entre ellos, un productor que me dijo de hacer un casting, quedé y empecé a trabajar con Max Delupi en ‘Más Vale Tarde'”.
Más tarde, mientras se sucedían campañas y desfiles, llegó el momento de conducir Good News, un programa que desplegaba las novedades del cine, música y tendencias de 2010. Sobre aquella época, Maru reflexiona: “Era cara dura, carismática y eso junto a la perseverancia y la tenacidad me abrieron un montón de puertas que disfruté un montón”.

Desembarco en la gran urbe y abrirse paso en lo digital
En medio del proyecto, Polak tuvo la oportunidad de trasladarse a Buenos Aires, “siguiendo el amor” –en sus palabras-. Así, aunque sus planes apuntaban a continuar en televisión, dio sus primeros pasos en el ámbito de la música, como representante de artistas y productora.

“Me fui haciendo un lugar, hasta que armé mi propia agencia de booking y management, la cual abandoné al empezar la pandemia porque sentí que cerraba un ciclo y quería dedicarme a mí”, recapitula sobre sus inicios por fuera de La Docta.
Fue entonces que quiso fusionar su pasión por la producción y por la naturaleza, creando contenido con el objetivo de propiciar la preservación. “No me gusta decir que pasé de lo superficial a lo interno, porque hay mucho sacrificio en el modelaje y la TV, pero fue un cambio importante”, señala sobre la transformación que implicó dejar su anterior empleo y aventurarse a lo digital.

Y agrega: “Tengo una pequeña comunidad a la que muestro mi vida y sobre todo el cambio que hice, que creo que llama la atención”. En tanto, sobre el público que congrega dice: “Es gente que está en la búsqueda dejar un poco la vorágine de Capital Federal. Son treintañeros respetuosos que, como yo, quieren parar la pelota y muchas veces no saben cómo empezar”.
Maru Polak, de “mano verde”
Acerca de su conexión con el medioambiente relata: “Siempre fui apasionada, pero cuando me separé de mi expareja me encontré sola, con una mini depresión y lo primero que hice fue comprar una planta para me acompañara”.
“Y también encuentro relax en poner las manos en tierra. Un día mi vieja me dijo ‘tenés mano verde’ y ahora es mi sueño tirar verde por todos lados”, continúa entre risas.

A su vez, comenzó a cuestionar diversos hábitos, que la llevaron a compostar para reducir la cantidad de residuos generados y, sin planificarlo, transmitía a su entorno las técnicas. Fue entonces que proyectó comunicar a mayor escala.
De esta manera, en principio lo hizo “desde el enojo” –admite-. “Me molestaba que como seres humanos no hiciéramos nada y después me di cuenta que tenía que incentivar desde lo simple y así se coparían más”, sigue.
Finalmente, comenta sus planes a futuro: “Me encantaría tener un vivero café o un bodegón para comer rodeados de plantas y vivir al compás de la naturaleza, de forma lenta, siendo aprendiz”.