*Especial, por Equipo de Grow- género y trabajo
Mucho se habló durante la campaña para las últimas elecciones presidenciales sobre la agenda de género. Debates alrededor de la brecha salarial, la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI), la vigencia de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) o la relevancia de contar con un Ministerio que promueva políticas vinculadas a la agenda de diversidad.
Ya transcurridas las primeras semanas del gobierno de Javier Milei, desde Grow-género y trabajo analizamos en qué sentido van las primeras políticas, y de qué manera esto puede impactar en la agenda de género -que es, en definitiva, en la vida de millones de mujeres y personas del colectivo LGBTIQ+.-
Pantallazo y proyección
Las dos grandes iniciativas que hoy están en agenda son la ley Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos (Ley Ómnibus) y el DNU 70/2023. Estas se encuentran en plena discusión, con resistencia de amplios sectores de la sociedad, por lo que es importante analizar qué de estas medidas terminan quedando vigentes.
Entre las propuestas de reformas se encuentran modificaciones a la ley Micaela y la ley de los 1000 días, con retrocesos en ambas políticas. Además, en el texto original de la ley se proponía una reforma electoral que de efectivizarse terminaría con la ley de paridad, vigente en nuestro país desde 2017.
Por otro lado, el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad se convirtió en una subsecretaría, lo que da una pauta del lugar que en el nuevo gobierno tendrá la continuidad de algunas políticas que se venían implementando, u otras que estaban contempladas.
Una de las más importantes era el proyecto de ley Cuidar en Igualdad -que se presentó pero nunca fue tratado-, que entre sus reformas, extendía las licencias y proponía la creación de una red integral de cuidados. Sin embargo, difícilmente pueda pensarse, en el actual contexto, que esas iniciativas se retomen.
Organizarse, la clave
En definitiva, se trata de pensar cuál puede ser el rol del Estado para impulsar las transformaciones necesarias. Por ejemplo, la brecha salarial del 25% (Indec 2023); la desigual distribución de las tareas de cuidado (en promedio, las mujeres dedican casi 3 horas más por día que los varones a estas tareas -Indec 2022-; los innumerables obstáculos que enfrentan las personas de la comunidad LGBTIQ+, entre otras desigualdades. Si lo que se promueve es la libertad, la pregunta sería si esa libertad beneficia a todas las personas por igual.
En este contexto, las organizaciones pueden tener un rol fundamental llevando adelante iniciativas que puedan reducir las desigualdades estructurales. Según Georgina Sticco, directora y co-fundadora de Grow-género y trabajo: “en Argentina, el sector privado fue pionero en muchos temas de género, adelantándose a las políticas públicas. Ahora es clave sostener este liderazgo para marcar el camino a recorrer y que los retrocesos que se dan a nivel legal no impacten en sus comunidades”. Por tanto, es importante que la sociedad siga dando la discusión acerca de la importancia de ciertos tópicos.