“Hoy, existe una nueva Natalia”, afirma Natalia Barraud, la periodista y escritora cordobesa. Y sigue: “Vivo más tranquila, con un interior totalmente modificado, intervenido y mejorado, mucho más sensible, calmo. Es increíble el cambio que produce el cáncer, te da la oportunidad de vivir de forma distinta”.
Así, asegura, a su vez, que “hay muchas mejoras a partir de la enfermedad”. “Ahora disfruto más de la vida, sin volver al pasado ni pensar en el futuro”, ratifica. A la par celebra el corte carré que la acompaña hoy como también poder cepillarse, peinarse, hacerse baños de crema en el pelo y verse en el espejo.
En esta línea, reflexiona: “El look puede parecer una frivolidad absoluta, pero es lo que uno elije que vean de uno mismo; es el derecho a la identidad y se me hizo eterno el tiempo hasta este momento”.
Además, confiesa que la patología le enseñó a poner límites. “Toda cosa incómoda que te pasa en la vida, contiene en su interior un obsequio, un mensaje para darte -narra- y a mí esto me llevó a ver en qué me equivoqué. Siempre traté de evitar el conflicto, agradar, complacer y eso expone a la autoexigencia”.
Diagnóstico camuflado
Natalia fue diagnosticada en 2022, luego de realizarse un chequeo por solidaridad con una colega. “Me impactó mucho ver a Karina Vallori con su calvicie y fui al control por ella y todas las que atravesaban esa situación”, recapitula.
Fue entonces que los médicos le hablaron de lesiones, pero nunca mencionaron al cáncer de mama explícitamente. Sin embargo, tanto una cirugía programada de urgencia como un cartel dentro del consultorio la alertaron y consultó.
Sobre ese momento, recuerda: “La respuesta fue el silencio. Si tuviera que describirlo gráficamente, sentí que un telón se cayó y mi vida quedó en negro. Estaba nula, en shock, inmovilizada y tardé mucho en asumirlo”.
“Llegué a casa y lejos de estar triste o dramática estuve fría, me puse a ordenar papeles y cosas para dejarles a mis hijos en caso de que yo muriera, fue algo realmente muy extraño, una reacción que jamás pensé que iba a tener”, agrega.
De esta manera, comenzó a gestarse su libro. En principio, Barraud quiso dejar por escrito información valiosa para su familia. ‘Me pregunté ‘¿qué va a pasar con estos chicos si yo no estoy’?, cuenta. No obstante, más tarde, el relato trascendió ante la “imperiosa necesidad de comunicar” -en sus palabras-.
“También quise acercar verdad, creo que es un trabajo que debemos hacer los comunicadores. Yo no había encontrado elementos que me ayudaran hasta ese momento. La palabra ‘cáncer’ era un golpe de campana que dejaba al costado del cuadrilátero, con la muerte esperándote”, expone.
Calor humano
Barraud pasó por una cirugía y, después por quimioterapia. No obstante, inicialmente su doctor creyó que no sería necesario. “Fue demoledor, sabiendo la transformación que iba a ocasionar en mi cuerpo, en mi imagen”, dice.
Asimismo, coincidió con la llegada de la menopausia. Al respecto, relata: “Dado los componentes de mi tumor, tenía que entrar en menopausia urgente y un oncólogo me dio un listado de cosas que me iban a pasar y pensé ‘no quiero seguir viviendo’. Eso me llevó a hacer terapia y cambiar de profesional que no me dijo nada diferente pero sí me acompañó diferente”.
En este marco, aconseja usar la libertad de elegir cómo y con quién transitar este camino. También recomienda buscar ayuda en pares, otros pacientes. “Hay veces que la familia o alguien desde la salud plena no pueden acompañar debidamente, -explica- porque se asustan, no saben y no tienen porqué hacerlo, pero el calor humano de las fundaciones, por ejemplo, es maravilloso y puede ser un gran aliciente”.
Finalmente, cierra: “Por último, permítanse atravesar sin culpa todas las emociones que surjan porque les van a brotar. Es un tsunami emocional muy intenso y todo lo que se sienta está bien y es acertado”.