Especial, por Valentina Gilardi*
Para dejar atrás la frustración que muchas veces implica ver el número de la balanza, es importante entender que solo se trata de eso, un número, que no brinda mucha información útil. Es que, cuando ponemos el foco ahí, puede generar culpa, enojo, bronca, obsesión, porque no vemos lo que queremos ver.
Sin embargo, en consulta con profesionales de la nutrición, emergen otros indicadores que ayudan a sostener un proceso de cuidado en la alimentación a largo plazo, disfrutando y que permita llegar a los objetivos planteados, incluso sin darnos cuenta.
Cuando empiecen a cambiar tus hábitos, te recomiendo que te enfoques en la energía que sentís, en las ganas que tenés de hacer ciertas cosas, en la mejoría de tu descanso, en tus vínculos con los demás, con vos mismo y con la comida.
Enfócate en tus sensaciones y lo que el cuerpo te transmite ¿Qué sentís? ¿Cómo te sentís? ¿Qué cambios lograste en este tiempo? Te aseguro que, trabajando tus hábitos, tus emociones, escuchándote y registrándote un poquito más, los objetivos llegan y la balanza pasa a último plano.
¡No te guíes por lo que te indica un simple número! Sé que no es fácil, pero de eso se trata, de animarte a ir más allá, de salir de tu zona de confort y sentirte pleno con todo lo que estás logrando.