*Especial, por Cris Schwander
Cuando estamos acelerados, apurados, con muchas actividades y con pendientes sin resolver perdemos el foco, la perspectiva y caemos en la inconsciencia ya que seguimos y seguimos. Además, nos hacemos cargo de cosas innecesarios, nos enojamos frecuentemente y nos dan ganas de patalear, escapar o llorar, al grito de ‘no doy más’.
Sin embargo, continuamos. Quizás para no defraudar a nuestro entorno, para demostrar que podemos o por miedo a fracasar… muchos pueden ser los motivos que nos llevan a continuar y continuar.En este marco, tengamos en cuenta que la ansiedad nos empuja a movernos en piloto automático. Muy a menudo hacemos sin parar, repitiendo esquemas y nos sentimos sobrecargados, sobrepasados y lo peor de todo es que no resolvemos. Por el contrario, seguimos y seguimos sintiéndonos mal.
Así, es importante tomarnos el tiempo para escucharnos a nosotros mismos, darnos cuenta y sobre todo, darnos permiso para parar. Como madres, como padres, como líderes de equipos y de nuestra propia vida, es fundamental accionar desde la conciencia y ser conductores, entonces, concientes.
Existe un método sencillo y muy eficaz para desactivar esto que consiste en reenfocar la mirada, regresando al centro que nos permita ser más eficaces y continuar con calma, yo lo llamo: pisar la pelota.
Así como en el fútbol. Piso la pelota, paro el juego, levanto la cabeza, miro y continúo de acuerdo a lo que creo que es mejor puedo decidir continuar o gambetear, pasar la pelota, etc.
Es que, la vida es un juego. Somos los líderes de ese juego y si estamos en caos, todo lo es. Por lo tanto, darse cuenta es hacernos conscientes.
La conciencia, etimológicamente viene de “con conocimientos”, que significa experimentación atenta y despierta, observando lo que está aconteciendo. De esta forma, solo desde la conciencia salimos del piloto automático, decidimos, nos convertimos en conductores concientes que accionan de modo más sabio.
La primera habilidad clave desde la inteligencia emocional es la autoconciencia. Es decir, saber que sentimos y porqué nos sentimos asi. Desde allí, se activa la segunda habilidad la autogestion, determinar qué hacemos con aquello que está sucediendo y gestionar.
Entonces, reconocer nuestras emociones es vital para poder tomar decisiones lúcidas y efectivas.
Parar la pelota es un modo de dirigir la atencion a nuestro mundo interior, ir hacia adentro, hacia nuestro mundo íntimo. Nos permite comprender y gestionar nuestros sentimientos y acciones, aún cuando estamos en situaciones perturbadores, ampliando la mirada hacia afuera.
La atención, el darse cuenta, el hacer una pausa y “parar la pelota” es una herramienta fundamental que puedes entrenar. ¡Fácil no! ¡Posible sí! Recuerda, la vida es un juego en la que tú eres el capitán y líder del equipo.
Esta semana cada dos o tres horas de intensa actividad o cuando te sientas desbordado por alguna situación: Pisá la pelota, detente unos segundos, levantá la cabeza, date un descanso y luego continúa.
Unos minutos bastarán ¡Te sorprenderá como te ayuda tomar perspectiva este ejercicio!