*Editorial
Desde que tengo uso de razón, disfruto leer y escribir, esas actividades tan básicas y sustanciales a la vez, que aprendemos en la niñez y nos acompañan para toda la vida. Disfruto navegar entre las palabras. Disfruto de aprender de las pequeñas cosas que te deja una simple conversación. Disfruto escuchar historias y disfruto también ser quien las cuenta, principalmente si es plasmándolas en un texto.
Texto que reviso una y otra vez. Texto que me lleva horas (o días) redactar hasta que lo considero “impecable”, texto que significa un nuevo desafío y una oportunidad para mejorar en lo que elegí y elijo, indudablemente, todos los días.
Porque hay que elegir la lucha que implica vivir del periodismo. El periodismo es esa labor que demanda reinvención constante, formación continua, pero que, nadie ve. Atravesamos tiempos en los que nuestra profesión es denigrada y vapuleada. Transitamos una época en la que las tareas que implica nuestro trabajo, parecen fácilmente ejecutables por tecnologías que irrumpen en nuestras jornadas.
Así, lo que muchas veces debiera presentarse como un recurso, termina opacando nuestra actividad y en virtud de la urgencia que hoy establece las reglas del juego, se posiciona rapidez por sobre eficacia. Sin embargo, seguimos bregando para demostrar que existe el periodismo de calidad, ético, comprometido y humano, que ninguna plataforma puede igualar.
Somos muchos quienes apostamos por esta premisa fundamental, en un camino lleno de trabas. Nuestra vocación intrínseca nos hace devenir en numerosos otros oficios que debemos asumir en este presente donde se nos exige todo, a cambio de nada: ni estabilidad salarial, ni reconocimientos simbólicos.
No conozco ni un colega que subsista con tan solo un sueldo o que no tenga el deber de convertirse en fotógrafo, diseñador o community manager, tratando de estar la vanguardia. Nadie escapa a la obligación de resistir y solo resta la satisfacción de hacer lo que nos apasiona, buscando transformar con nuestra voz aunque sea el más recóndito lugar.