La sal, como recurso natural, siempre tuvo mucho valor. En la antigüedad era un elemento destacado por su capacidad de conservación de alimentos y una moneda de trueque muy común. Asimismo, se le daba la utilización como condimento que prima hoy en día.
En este marco, también se lo considera un mineral muy poderoso, canalizador de energías y abundan las ideas en torno a él, ya que, por ejemplo, muchos apoyan la sal antes de dársela en la mano a otro o se tiran un poco por encima del hombro cuando la derraman.
Atendiendo a los conceptos respecto a este elemento, se estila practicar un ritual para atraer la abundancia, utilizándola como canal para ello.
Elementos para realizar el ritual de la sal
- Un vaso o frasco de vidrio.
- Dos cucharadas soperas de sal.
- Mucha convicción en lo que estás haciendo y para qué.
Cómo hacerlo
- Preparar un vaso con agua y dos cucharadas de sal disuelta en él. Puede ser fina o gruesa -más allá de los fundamentalismos-.
- A este vaso dejalo reposar una hora y luego de ese tiempo te lavás las manos con esta agua, mientras repetís este mantra:
“La sal es protectora y ella me ayudará a que mi dinero se multiplique y jamás falte en mi hogar”
Lo ideal es que el agua vuelva a la tierra pero si no tenés podés utilizar una bacha y no pasa nada, mientras creas realmente en lo que estás haciendo.
- Repetí el mantra hasta que no tengas más agua para lavarte y una vez que termines, no te seques, hay que hacer ruido con las manos, aplaudiendo o chasqueando los dedos (dicen que esto atrae las buenas vibras) hasta que estén secas. No te laves inmediatamente después.