Hace 16 años, tras el éxito rotundo de la primera temporada, Cris Morena renovó Casi Ángeles para una segunda entrega, que luego derivó en una tercera y cuarta. Corría el año 2008 y la nueva trama traía consigo incorporaciones. Entre estas, “Valeria Gutiérrez”, una joven que intentando escaparse del reformatorio donde residía, se topa con “Rama” –personaje encarnado por Gastón Dalmau-, con quien inicia un romance que la lleva a mudarse al Hogar Mágico, donde se desarrollaba la tira infanto-juvenil. Así, debutaba Rocío Igarzábal, comenzando una carrera que, a lo largo de una década, se desenvolvió ininterrumpidamente.

De la ficción, que finalizó en 2010, surgió la banda Teen Angels, en la que Rocío participó ante la salida de Eugenia “China” Suárez. Y más tarde, siguieron, en el recorrido de la actriz, Dulce Amor y Taxxi. A su vez, se sucedieron propuestas de cine y teatro en medio.
Acerca del desembarco en Casi Ángeles, Igarzábal rememora: “Una castinera de Cris había visto una obra mía en la zona donde vivía, pidió un par de teléfonos de los que estábamos en el elenco y me llamaron. De ahí quedé para un taller de teatro que duró unos meses y luego en la novela”.

“Desde entonces no paré”, añade. Y reflexiona sobre aquella época: “Era un ritmo complicado, de jornadas muy largas, de hasta 12 horas. Si bien me trajo mucha alegría y experiencias, también me perdí muchos cumpleaños y cosas familiares en las que deseaba estar presente”.
Fue entonces que tomó la decisión de emigrar. En principio, con la idea de vacacionar, emprendió un viaje a México que duraría cuatro meses. “Tenía que volver a Buenos Aires para el estreno de El Desafío”, recuerda “Rochi”.
Sin embargo, aunque cumplió con el compromiso laboral, las ganas de continuar la travesía estaban latentes. Al respecto, señala: “Vendí todo lo que tenía en mi departamento y volví para recorrer porque sentía que mi felicidad iba por ese lado”.
Asimismo, revela que quería reencontrarse con Milton, su actual pareja, que conoció en la visita al país azteca. Posteriormente llegó Lupe, la hija de ambos y también la exploración de nuevos sonidos por parte de Rocío que dejaba atrás la faceta actoral para enfocarse en la música.
“Una parte mía quería ir por un lugar más ‘genuino’ y empecé a conectar con la música de forma simple, componiendo, viajando con la guitarra y escuchando a otros músicos”, relata sobre sus primeros pasos como solista.

De la ternura a la pasión
En septiembre de 2022, vio la luz “Que Me Hablen de Amor”, el segundo disco de Rocío Igarzábal, que reúne géneros con tinte latino. Sobre la composición del mismo, la artista comenta que “nació en pandemia”. También que buscó “fusionar” los ritmos hasta encontrar su impronta, que, finalmente, define como “pasional y femenina”.
Asimismo, destaca: “Estos estilos le dan mucha entidad a la letra, los sentimientos y eso, a mí, a la hora de interpretar me gusta mucho”.
En tanto, el primer álbum, titulado “Entre los Árboles” fue lanzado en 2017 y, la cantante considera que sirvió para “reconocer el terreno y adquirir aprendizajes”. “Contiene mucha ternura, estaba muy involucrada con lo que era ser mamá por primera vez”, añade.
No obstante, el vínculo de la ex Casi Ángeles con la música se forjó en la infancia y su hogar era el escenario predilecto para demostrar su incipiente talento. De esta manera, realizaba presentaciones caseras entonando clásicos de Luis Miguel, Alejandro Sanz o Rosana.
Seguidamente, Igarzábal se unió al coro escolar e inició también con clases de teatro, hasta ingresar al ámbito laboral.
Rocío Igarzábal, de pasos lentos pero seguros
En cuanto a la respuesta del público respecto de sus melodías, dice: “Creo que vamos de a poco y cuando me empiezo a desesperar, conecto con procesos creativos de otras artistas que me gustan y me doy cuenta que son caminos más largos”.
“Podría haber ido por opciones más predecibles y hubiera sido más fácil llegar a la gente, pero así se trata de un desafío interno”, continúa y remarca que, igualmente, las devoluciones son “positivas y de sorpresa”.

En este sentido, confiesa que por la popularidad que le brindó su paso por la televisión, es más sencillo que la audiencia conozca su oferta. “Tal vez no es la más masiva dentro de lo que ofrece la industria hoy, pero muchas veces el lugar que puedo ocupar hace que se retribuya mi música”, reconoce.
Por otro lado, admite que sigue conectada con la actuación: “Me gusta mucho crear personajes, sobre todo al momento de hacer vídeos y creo que lo hago un poco inconscientemente para no oxidarme y seguir nutriéndome”.
Para concluir, Rocío Igarzábal devela sus planes a futuro que amalgaman ambos aspectos. “Tengo ganas de hacer documentales, como también de viajar con mi música y elaborar canciones que salgan próximamente”, cierra.