Un sérum o suero cosmético es un producto que se caracteriza por tener una alta concentración de ingredientes activos y una textura líquida. De esta manera, favorece una rápida y más profunda absorción, clave en cualquier rutina facial.
Así, funciona como un complemento ideal para potenciar la acción de cremas –de día y de noche-. Y también es perfecto como base de maquillaje gracias a su efecto unificador de la piel.
Además, entre sus beneficios, destaca su alta eficacia para combatir el envejecimiento prematuro de la piel.
A su vez, permite los poros abiertos ya que el sérum ayuda a minimizar el exceso de grasa. Evita, entonces, la excesiva transpiración, lo que se traduce en una redefinición de la textura de la piel.
Por otro lado, propicia la regeneración y reparación de la piel, favoreciendo su luminosidad y disminuyendo así los signos de falta de sueño.
También permite conseguir una piel más fina. Esto se debe a que sus moléculas no están bloqueadas por aditivos y pueden penetrar hasta las capas más profundas, lo que deviene en alisar la superficie de la piel dejándola más suave.
Finalmente, colabora en la hidratación, fortaleciendo la barrera cutánea para conseguir un rostro sano.
Recomendaciones infalibles para aplicar el sérum
- Aplicá siempre sobre la piel habiendo retirado los restos de maquillaje y suciedad de tu cara.
- Colocá pequeñas gotas en tu rostro y extiéndelo con un suave masaje con las yemas de los dedos, que ayudará a que penetre mejor.
- De día, utilizá también algún filtro solar o crema facial con FPS.
- Evitá la zona del contorno de los ojos.