*Especial, por Leticia Martín Enjuto (Psicóloga)
El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico que afecta a muchas personas y se caracteriza por una sensación persistente de que no se merece el éxito alcanzado y que en cualquier momento quienes lo sufren serán descubiertos como un fraude.
Aunque este no es reconocido oficialmente como un trastorno mental, sus efectos pueden ser significativos. Quienes lo experimentan suelen sentirse constantemente ansiosos y temerosos de ser expuestos como incompetentes, a pesar de tener pruebas tangibles de su capacidad y logros.
Causas y efectos
Así, los que padecen síndrome del impostor tienden a atribuir su éxito a factores externos, como la suerte, las circunstancias favorables o el engaño a los demás. No importa cuánto hayan trabajado o cuánto se hayan esforzado, siempre sienten que no han hecho lo suficiente y que su éxito es una ilusión.
Este sentimiento puede ser especialmente común entre profesionales altamente exitosos, como empresarios, artistas, científicos y líderes en sus campos. A menudo se encuentran en posiciones de responsabilidad, donde se espera que demuestren su competencia constantemente. Asimismo, la presión constante puede alimentar la patología, ya que temen no estar a la altura de las expectativas.
El impacto del síndrome del impostor en la salud mental
El síndrome del impostor puede tener graves consecuencias en la vida personal y profesional de una persona, generando una disminución de la autoestima, la ansiedad crónica, el agotamiento y la falta de confianza en uno mismo.
Además, puede impedir el crecimiento y la búsqueda de nuevas oportunidades, ya que quienes lo padecen tienden a evitar situaciones en las que puedan ser expuestos como fraudulentos.
En tanto, para superarlo, aunque no existe una solución única, hay algunas estrategias que pueden ayudar. En primer lugar, es importante reconocer y aceptar el trabajo duro y la dedicación que dedicamos a diario para alcanzar los propósitos que nos proponemos.
También es útil hablar sobre sus sentimientos y preocupaciones con personas de confianza, como amigos, familiares o mentores. A menudo, al compartir tus pensamientos, te dará cuenta de que no estás solo.
El desarrollo de una mentalidad de crecimiento también puede ser beneficioso. En lugar de temer el fracaso, mirá los desafíos como oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal. A su vez, aceptar los elogios sin minimizarlos también sirve.
Finalmente, es importante recordar que todos somos imperfectos y que el éxito no es una medida de nuestro valor como personas. Todos tenemos nuestras inseguridades y dudas, pero eso no significa que no merezcamos aquello que hemos logrado.