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*Por Beatriz Goyoaga, Coordinadora e Instructora del Arte de Vivir
En un mundo cada vez más convulsionado, las cifras de suicidio en jóvenes han aumentado alarmantemente en un 60%. La depresión, la soledad y la angustia se han instalado en cada hogar, no solo en Argentina, sino en todo el planeta. Es fundamental abordar esta crisis con herramientas efectivas y accesibles para todos.
La adolescencia es una etapa fundamental en el desarrollo de una persona, marcada por transformaciones físicas, emocionales y sociales. Durante este período, los jóvenes pueden enfrentar situaciones desafiantes que aumentan su vulnerabilidad a problemas de salud mental. Según la OMS 1 de cada 7 adolescentes, entre 10 y 19 años, convive con algún trastorno mental, mientras que el suicidio es la cuarta causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años.
Ante esta situación, es fundamental implementar estrategias que no solo aborden los síntomas, sino que también actúen sobre las causas profundas de este malestar colectivo. Prácticas como la meditación y técnicas de respiración como las del Arte de Vivir, son fundamentales para revertir la crisis emocional que enfrentan los adolescentes. Está comprobado que las meditaciones masivas ayudan a reducir los niveles de violencia en la sociedad y generar un impacto positivo en la salud mental de las personas.
Hablemos de comportamiento suicida, ¿qué es y cuáles son los factores de riesgo?
El comportamiento suicida se define como la preocupación o acción orientada a causar la propia muerte de manera voluntaria. Esto puede manifestarse a través de pensamientos suicidas, intentos o gestos de suicidio.
Se estima que por cada suicidio consumado, hay 25 intentos, una proporción aún mayor en jóvenes.
La adolescencia es una etapa de grandes cambios, lo que puede generar estrés, ansiedad y sensación de aislamiento. Algunos de los factores de riesgo más fuertes incluyen la depresión, el abuso de sustancias, experiencias de violencia familiar y la exposición a conductas suicidas de otros.
Señales de advertencia
Es crucial prestar atención a ciertos comportamientos que pueden ser señales de alerta:
- Cambios en hábitos de sueño y alimentación.
- Pérdida de interés en actividades cotidianas.
- Aislamiento social.
- Consumo de alcohol y drogas.
- Expresiones verbales sobre querer morir o desaparecer.
- Entrega de posesiones personales.
La meditación y la respiración como pilares de bienestar
La meditación y las técnicas de respiración consciente son herramientas efectivas para combatir la ansiedad, la depresión y otros trastornos emocionales. Estas prácticas milenarias nos conectan con nuestro interior, permitiéndonos gestionar el estrés y las emociones negativas de manera más efectiva, siendo una alternativa o complemento a los tratamientos tradicionales, ya que ayudan a liberar tensiones acumuladas, mejorar la concentración y fomentar una sensación de calma y bienestar.
Es crucial que, como sociedad, integremos estas prácticas en nuestros sistemas educativos, laborales y comunitarios. Fomentar espacios donde las personas puedan aprender y aplicarlas no solo beneficiará su bienestar individual, sino que también contribuirá a la construcción de una sociedad más pacífica y cohesionada.
