Continúa supervigente la tendencia de lograr una piel perfecta. Para eso, no basta sólo con tener la mejor base de maquillaje y el corrector más cubritivo sino que, en el cuidado diario de la piel está la clave.
Al tener la piel en perfecto estado, es mucho más fácil lograr los acabados satinados y aterciopelados que hoy lucen en primer plano la revistas y pasarelas del mundo. Este efecto se puede lograr tanto con productos en polvo como en crema.
Tené en cuenta que, si tu tipo de piel es oleosa, te convienen los de textura polvo; aquí, los hightlight toman protagonismo y, por el contrario, si tu piel es alípida los de textura cremosa le darán no solo iluminación sino también un aspecto húmedo o “jugoso”.
Esta iluminación se realiza en zona alta de pómulos, por debajo de las cejas, lagrimales y arco de Cupido (zona con forma de corazón de los labios).
El siguente paso son las mejillas, donde utilizamos un blush, para darle un poco de color y aspecto saludable a la cara. Una muy buena opción es utilizar la técnica del draping, que es definir el rostro solo con rubor y queda mucho más natural que con el famoso countouring y para el cual solo necesitas dos rubores, uno claro y uno oscuro, de los tonos que más favorezcan a tu tono de piel.
Tips para realizar la técnica de draping en dos pasos:
1- Con una brocha angular, aplicar el rubor más oscuro por debajo de los pómulos.
2- Con una brocha de abanico, colocar suavemente el rubor más claro por encima de los pómulos.
El resultado será un rostro definido, con una transición suave de color y perfectamente iluminado.
Experta consultada
Marcela Nadaya
Maquilladora y estilista