La situación actual atraviesa todos los ámbitos de la vida. Las distintas esferas de nuestra vida cotidiana se ven afectadas por la falta de certeza y previsibilidad de cara al futuro.
Nuestros trabajos, espacios virtuales o presenciales, donde pasamos gran parte de nuestro día, no son la excepción y es casi imposible que nuestro malestar emocional no interfiera en los vínculos laborales.
Es importante pensar que no se trata de caerle bien a todo el mundo, ni de tener la obligación de generar vínculos de amistad con los compañeros de trabajo, sino de establecer relaciones cordiales y respetuosas que ayuden a que todos puedan desarrollar su tarea de la mejor manera, en un contexto lo más saludable posible.
Resulta fundamental por nuestro bienestar emocional y del entorno laboral, fortalecer algunos aspectos que tienen que ver con la famosa ‘inteligencia emocional’. ¿De qué se trata?
Es un concepto desarrollado por Goleman en 1985, pero que está en boga hace algunos años. Se relaciona con la capacidad de tener control sobre nuestros impulsos emocionales siendo empáticos y comprendiendo los sentimientos de nuestros semejantes.
Un buen desarrollo de la inteligencia emocional per- mite establecer vínculos saludables, poner límites de forma adecuada y propiciar espacios estables donde sea ‘fácil estar’.
Veamos algunos ejes a tener en cuenta:
Autoconocimiento: se trata de la capacidad de reconocer en nosotros mismos emociones; desencadenantes emocionales (¿qué situaciones nos generan determinadas situaciones?) y limitaciones. En un entorno de trabajo es importante, por ejemplo, identificar signos de estrés.
Autorregulación: es la capacidad de controlar los impulsos emocionales, logrando que no impacten de forma negativa en el contexto. La inteligencia emocional en el ámbito laboral puede resultar de gran ayuda para gestionar, entre otras cosas, la frustración y evitar así tensiones dentro de un equipo de trabajo.
Motivación: se define como un impulso interno que genera el bienestar personal experimentado después de un logro. Es más fácil estar motivados cuando el ambiente donde trabajamos muchas horas es positivo y saludable.
Empatía: es la capacidad de reconocer, comprender y experimentar las emociones de otra persona. Su impacto en el clima laboral es fundamental para generar una atmósfera positiva que favorece la colaboración, el bienestar y el trabajo en equipo.
Habilidades sociales: se trata de la capacidad de interactuar y negociar con otras personas para encontrar la mejor manera de satisfacer las necesidades de cada uno. Gracias a la constitución de vínculos fundados en base al respeto en las relaciones entre compañeros, así como una comunicación más clara, efectiva y transparente, es posible construir ambientes saludables y productivos.
Sin duda la calidad de los vínculos que construimos cotidianamente, determinan nuestra calidad de vida. A nivel laboral, tan importante como un buen nivel cognitivo e intelectual lo es un excelente nivel de inteligencia emocional para determinar procesos y resultados exitosos.
POR. Maria Eugenia Bruno @psicologa_maria_bruno
Lic en Psicología, MP 8242.
Especialista en psicoterapia cognitiva.