Vanesa Durán, aunque es oriunda de Córdoba, pasó su infancia –y la mitad de su vida- en Chaco. En tanto, actualmente, reside en Unquillo. Es madre de Celeste (27) y Renzo (17), abuela de León (4) y esposa de Gastón, quienes viven en Estados Unidos y a los que les demuestra su amor, sobre todo, a través de la cocina.
“Me cuesta la distancia” –confiesa-. Y sigue: “Pero, cuando puedo, disfruto generar la experiencia de comer algo rico y compartir”. Se define a sí misma como “pasional y generosa”. “Me gusta mucho entregarme, disfrutar y la reciprocidad”, dice, sobre su forma de amar en pareja.
Acerca de la maternidad, por otro lado, confiesa: “He sido muy exigente y poco presente en los juegos y el ocio”. No obstante, su nieto la transformó. “Me tranquiliza acompañar y no tener que formarlo, por lo que me volví tremendamente permisiva”, asegura.
Igualmente, en el pasado y en la actualidad, el objetivo fue y es transmitir tenacidad a sus seres queridos. Al respecto, reflexiona: “Encontré el camino para ir donde quería y los empujo a que desarrollen sus pasiones”.
Y añade sobre su forma de ser: “Siempre busqué excelencia y me gustó crear cosas distintas, disruptivas”. En este marco, fue pionera en la creación de un catálogo de joyas y accesorios, creando la primera empresa de venta directa de estos.
La compañía homónima comenzó a gestarse en 1996, por casualidad. Vanesa Durán rememora: “Tenía 23 años, una bebé recién nacida y era martillera pública, mientras estudiaba Ingeniería Química y ayudaba a mi papá que hacía exporurales. En una de esas, apareció una mujer que me ofreció vender. Me dio un maletín y en 15 días vendí todo”.
“Al poco tiempo, mis clientas querían comprarse cosas y yo les dejaba mercadería para que con la ganancia pudieran tener lo que deseaban”, agrega sobre sus primeros pasos. Y reconoce: “Fui una emprendedora que quería pagar el alquiler y llenar la heladera, pero en poco tiempo se empezó a hacer cada vez más grande”.
Fue entonces que, en 1998, una de las fábricas con las que trabajaba le ofreció lanzar una línea propia, naciendo así el primer catálogo. “Era horrible”, recuerda entre risas y continúa: “La gente me decía que era imposible comprar un anillo sin probárselo, pero estaba pasando”.
Vender inspirando
Actualmente, “Vanesa” llega a todo el país y cuenta con más de 10.000 consultores distribuidos por las provincias, a los que la cordobesa capacita en lo que considera una pasión. “Soy amante de la venta –afirma- y creo que quien aprende a vender, jamás se muere de hambre”.
Así, sostiene que “constantemente actualizando esa veta comercial”. “Traigo eso de mis padres, que comercializaban Tupperware y así busco acompañar a los equipos, inspirando a otros, ya que son habilidades que se entrenan. Cuanto más practicás, más bueno sos”, asegura.
En cuanto a las claves, señala: “Hay que saber del producto, interiorizarse de las necesidades del cliente, preguntando para después influir”. Asimismo, destaca su propósito de reivindicar el liderazgo femenino.
“Hoy la mayoría de las emprendedoras saben que hay un espacio de mujer, pero para mí abrirlo fue tener que demostrar que siendo mujer podía ser buena conductora y de una empresa. Entonces, fue siempre el desafío tener que probarme a mí y a otros que era posible”, admite.
Presente renovado
Finalmente, Vanesa Durán celebra la incorporación de nuevos productos a su firma. “En el país hay una cuestión de inseguridad, por lo que a la gente la cuesta usar joyas y lo que utiliza es mucho más de moda”, explica, refiriéndose a la elección popular de utilizar piezas, por ejemplo, de acero.
Asimismo, reconoce tanto las dificultades económicas para acceder a alhajas de otros materiales por parte de los clientes, como la complejidad para conseguirlas. Acerca de esta problemática, amplía: “Estamos sin poder importar, entonces recurrimos a la aleación y a mantener aquello que se puede pagar”.
No obstante, tratando de reinventarse e impactar –en sus palabras-, adhirió a su oferta las marcas L’Oreal, Garnier, Vogue y Maybelline. En este sentido, cuenta el desafío que implicó, sobre todo al momento de asesorar a los compradores.
Para cerrar, la emprendedora revela que su “mayor meta es entender el mercado”, laboralmente; mientras que, en lo personal, proyecta adquirir hábitos de deporte para este 2023 en curso.