*Por Pía Fitipaldi, Grow- género y trabajo
El verano es la época del año de preferencia en que los y las trabajadoras escapan de la rutina, apuestan a “bajar un cambio”, a disfrutar los días más largos y las juntadas a la salida de la oficina. Pero, no siempre todo es disfrute. Para algunas personas, el verano se convierte en temporada de violencia simbólica: aunque esté presente todo el año, es en esta época, donde el calor aflora, y las miradas y los comentarios no apropiados sobre los cuerpos son más comunes.
Según la encuesta “Inclusión en alerta: barreras para el bienestar laboral”, que realizamos desde Grow-género y trabajo en 2024 junto con Mundo Sur, en el marco de nuestra campaña sobre violencia laboral, la violencia simbólica es la tercera más identificada en las organizaciones (80%), presentándose con mayor frecuencia en personas no cisgénero (84%) y mujeres (83%), que en varones (72%).
¿Cómo se manifiesta este tipo de violencia?
En el verano se acentúan los comentarios sobre las diversas corporalidades, que imponen estándares de belleza tradicionales, sin medir los impactos que estas acciones les generan a las personas.
Este tipo de violencia se esconde detrás de comentarios estereotipados o prejuicios sobre las personas que se reproducen habitualmente, muchas veces sin darnos cuenta, y perpetúan condiciones de desigualdad, exclusión y discriminacion.
Cuando hablamos del ámbito laboral, nos referimos a todos aquellos sitios que se vinculan con el espacio de trabajo: la oficina, el comedor, los vestuarios, los traslados, los viajes de trabajo y también las reuniones que se realizan fuera del espacio laboral.
Es justamente en estos espacios, donde se detectan muchos de estos comentarios. Algunos ejemplos que se escuchan son los siguientes: ”¿viste cómo se vino vestida?; “si no va a adelgazar que no se ponga eso”; “es impresentable que los varones usen bermuda para venir a trabajar”, “deberías usar el beneficio del gimnasio”, “con esa musculosa parecés raquítica”, entre otros.
Todos estos comentarios influyen negativamente en las personas, generando impactos múltiples y variados. Un testimonio recolectado de los talleres que brindamos, nos permitió conocer cómo una persona hacía días que no lograba conciliar el sueño y que cuando llegaba el domingo empezaba a tener retortijones en el estómago, pero que se le había dificultado relacionar esta incomodidad con la situación de violencia que atravesaba en el entorno laboral.
En tanto, el impacto suele estar invisibilizado y las personas muchas veces no son conscientes de que están atravesando situaciones de violencia porque al ser tan frecuentes y normalizados, se torna difícil poder reconocerlos.
No todo está perdido
Por este motivo es tan importante trabajar en la prevención, para poder comprender de qué se trata este tipo de violencia y cuáles son los impactos que puede generar en las personas, los grupos de trabajo y las organizaciones. Hay muchas organizaciones que problematizan estos temas, poniendo en agenda la importancia de desnaturalizar este tipo de prácticas, visibilizar sus impactos, con el objetivo de generar ambientes laborales seguros, donde el respeto sea la base y todos sus integrantes puedan sentirse seguros, cómodos y libres de ejercer su corporalidad como realmente lo sientan.
Desde Grow – género y trabajo, como parte de la campaña en Violencia Laboral, realizamos el podcast “Ecos de la Violencia Laboral” , que sigue a Perla, en su día a día laboral. A través de su mirada y la de especialistas en la temática, desentrañamos las violencias ocultas (y no tan ocultas) que afectan el bienestar laboral.
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