¿Cómo fueron tus comienzos en la industria de la moda?
Siempre me gustó diseñar, desde muy chica hacía ropa para las Barbies, decoraba mi casa, me encantaba crear y estaba todo el día con telas. Con 12 años y la ayuda de mi abuela y mi mamá, aprendí a usar la máquina de coser. Si no sabía algo lo inventaba, siempre trataba de resolverlo sola. Era muy insistente y consecuente con lo que quería hacer. A los 14 empecé a estudiar diseño de indumentaria en Mannequins, que en ese momento era el único lugar que había en Córdoba. Fue una experiencia enriquecedora: tenía profesores, la mayoría arquitectos, que me ayudaron a ver que el diseño era una unidad y si eras un buen diseñador, podías diseñar desde una pava hasta un auto; también estudié sociología de la moda que me encantó. Y así me recibí de diseñadora a los 16, me gustó mucho.
– ¿Cómo llegaste de la moda a la arquitectura?
A los 17 años empecé a estudiar arquitectura, que era lo más formal y académico para estudiar en Córdoba; tenía una formación muy integral, que me dejaba margen para hacer lo que quisiera. Antes de recibirme, me contrataron para diseñar en Silenzio; en ese momento no había diseñadoras preparadas y buscaban una arquitecta. Fui haciendo la tesis de mi carrera en paralelo a mi trabajo y me recibí. Amo arquitectura y todo lo que esté relacionado con el diseño, con el arte, con lo sensible, con la sociología. Me parece que es tan amplio estudiarlo desde distintos lugares, todo se conecta. La verdad que fue un recorrido impensado, pero estoy contenta con cómo se fue desarrollando y cómo fui fluyendo hasta lo que soy hoy.
– Contanos sobre el proceso de trabajo.
Mi trabajo tiene distintas etapas; lo que hacemos es analizar las tendencias internacionales de una temporada, vemos online todos los desfiles y pasarelas que podemos y nos informamos para saber sobre lo que está pasando en el momento en el que se hace la colección. Una colección pensada para el 2020, en el medio de una pandemia, es totalmente diferente a una que se podría haber pensado para el año pasado. Por eso es bastante importante saber en qué situación estamos en el país y en el mundo, desde lo económico hasta lo ambiental. A través de un trend map (mapa de tendencias), estudiamos las colecciones en las que ponemos lo más importante de la temporada, como las texturas, los colores y los hilados de distintos tipos. Así, se va armando la colección y se nos va llenando la cabeza de ideas que tenemos que buscar para la temporada.
– ¿Cómo trabajás con las diseñadoras?
Cada marca en general tiene su propuesta y su impronta, pero lo charlamos juntas para resolverlo técnicamente. Cuando me junto con las marcas, muestro todo en papel y carpetas y ellas eligen lo que quieren y les sirve para sus productos. Me ocupo de la parte técnica, de cómo tiene que ser la prenda con respecto a las texturas, las uniones, la forma de coser y tejer. Después, trabajamos con la fábrica para ver cuán rentable y cuán productivo es hacer esa prenda o producto, hacemos una orden de compra y en el momento que se aprueba todo esto, se hace una ficha técnica, que es una tabla de medidas para producción y se lleva a la fábrica donde yo trabajo.
– Desde tu lugar hoy, ¿aportás con pensamiento ecosustentable?¿Qué postura mostrás frente a estas nuevas propuestas del mercado?
Me parece que la sustentabilidad es un tema muy importante a trabajar, pero en Argentina es muy difícil tener una marca sustentable con fábricas y máquinas que no trabajan de esa forma. Creo que es un camino superinteresante, que hay que abordarlo y generar un equipo de trabajo serio y no usar la palabra sustentabilidad como un concepto para publicidad.
– ¿Cuáles son los tiempos del armado de una colección?
Los tiempos son absolutamente variables y trabajo paralelamente con distintas colecciones. Cuando trabajo prendas tejidas para China, tengo que trabajar casi un año antes y cuando son prendas nacionales son seis meses antes de entregarlas y a su vez cada marca tiene tiempos diferentes, así que es muy relativo el tiempo de una colección.
– ¿Cómo creés que la industria de la moda se va a transformar a raíz de lo que estamos viviendo?
Creo que la industria de la moda, como otras, se están adaptando a esta nueva era. Algunas marcas van más rápido que otras para mantener, motivar la venta y el posicionamiento de marca. Potencian el uso de la virtualidad para exponer y publicitar productos con el uso de la fotografía y, sobre todo, videos. Están estudiando nuevas formas de comercialización, de entrega de productos, para brindar más servicios al cliente. También va a ser importante trabajar el uso de materiales tecnológicos, más ecológicos y ofrecer productos autosustentables. Otra cosa que también se modifica es el uso de las prendas, el home office, reuniones virtuales, requieren otro tipo de prendas, más cómodas, relajadas, sin dejar de ser cancheras.
POR. Milagros Raffaini
IG. @miliraffaini
PH. Federico Rodríguez B.
IG. @rodriguezBfede