En el 2020 fue diagnosticada con cáncer de mama, del cual después de cirugía, quimio y rayos hoy se encuentra curada. Este golpe en la vida, le enseñó entre otras cosas, que nunca se es demasiado grande para perseguir un sueño.
Por. Candelaria Lanzaco
Ph. Federico Rodríguez B.
Make Up. Mariana Ruggieri
Hair. Nadia Ríos Ceballos
Location. Mercado de las Rosas
¿Qué significa la maternidad para vos? ¿Tenés una referente?
Maternidad para mí significa haber descubierto un sentimiento único. Nunca pensé en amar con tanta intensidad a una persona. Recuerdo que después de haber tenido a mi primera hija pensaba que, si tuviera más, ¿los amaría igual? Era tan fuerte lo que ella me despertaba que me daba miedo que fuera único. Pero alguien me dijo: no es que hay que compartimentar en pedazos el corazón para cada hijo, sino que el corazón se expande. Y así es, amo intensamente a mis tres hijos y de sólo pensar en ese sentimiento me emociono. No tengo una referente, tomo un poco de cada madre cercana, la mía por supuesto, mis hermanas, mis amigas, las madres de los amigos de mis hijos, voy construyendo día a día la madre que quiero ser y la que no quiero ser también.
La maternidad ha sido un camino que bien podría compararse con una rosa: para llegar a la flor me tocó atravesar muchas espinas.
¿Siempre significó un sueño para vos ser madre? ¿O es un deseo de grande? Contame, ¿cómo lo viviste?
No recuerdo haber soñado de chica con la maternidad; no, al menos, como el único sueño en mi vida, pero tampoco recuerdo no haberla deseado. Pensaba que era algo que si se tenía que dar, se iba a dar. Pero la vida es eso que pasa mientras vos la estás planeando y a los 26 años me diagnosticaron falla ovárica y me dijeron que no iba a poder quedar embarazada. Esa fue mi primera espina.
Sin embargo, hoy soy madre de tres hijos. Nuestra primera hija fue un embarazo natural. Ya después fue imposible volver a tener hijos por esa vía –diría el médico que era como querer ganar la lotería dos veces– así que hicimos un tratamiento para tener nuestro segundo hijo, que resultaron siendo ¡nuestros segundos hijos!.
Mi segunda espina, fue el camino de la maternidad a través de los tratamientos. Es un proceso muy médico, poco romántico, cansador, doloroso, angustiante… podría decir muchas palabras negativas más. Pero la realidad es que todo ese sacrificio desaparece en el instante en que tenés a tu bebé con vos y entonces decís: esto valió la pena. Incluso ese momento también fue complicado, ya que mis hijos mellizos nacieron prematuramente. Ellos nacieron a las 24 semanas (cinco meses y medio). O sea que me tocó esperar mucho más para tenerlos conmigo. Agostina estuvo en Neonatología tres meses y Maximiliano seis meses. Esta fue mi tercera espina. Tres grandes espinas para tener tres hermosas rosas.
¿Cómo vivís el famoso ‘lado B de ser madre’? ¿Cómo definirías tu rol como mamá? ¿Cómo transitás este camino de ser madre?
El lado B de ser madre, es SER MADRE. No existe la maternidad rosa. No existen las madres perfectas, ni los roles ideales. No hay un check list que cumplir para ser aprobada como “buena madre”. Una hace lo que puede con lo que tiene. No hay mapas de cómo ser madres, ni tampoco hay hijos iguales. He leído libros, he pedido consejos, he hecho terapia y al final del día mi mayor aprendizaje es que esta mamá que tienen, trata de dar su mejor versión de ella misma. A veces sale, a veces no sale… es importante permitirse eso. Ha habido momentos cuando me he sentido una madre increíble y otros en los que me he sentido la peor madre del mundo. La vida es luz y sombra y hay que aprender a vivir con los dos lados.
Me voy a permitir un paréntesis extra para hablar de la maternidad en la discapacidad. Maximiliano tiene parálisis cerebral y una larga lista de complicaciones médicas. Ser su mamá es un desafío en todos los aspectos que se te ocurran. Llevar su rutina delante de rehabilitaciones, médicos, papeleos con la obra social, es un trabajo más. Soy médica pediatra, enfermera y farmacéutica sin título. Soy investigadora de nuevas drogas, tratamientos y estudios que le ayuden a llevar una vida mejor. Soy diseñadora industrial ya que siempre inventamos objetos, adaptaciones para que pueda desenvolverse o estar más cómodo. Soy la madre de las hermanas de este niño que también tienen que tener sus prioridades y sus mundos.
A menudo otras personas me felicitan, me dicen “¿cómo hacés lo que hacés?”, me tratan de súper mujer y muchas cosas más. Hoy me gustaría invitarlos a cambiar estas palabras. Y en vez de felicitarnos, apoyarnos. Que como personas y como sociedad pienses qué podés hacer en tu vida para que la nuestra sea un poquitito más fácil. Porque lo limitante no es la discapacidad si no el entorno que nos rodea, que no tiene ningún interés en adaptarse a nuestros hijos y por consecuencia a sus familias.
Hoy es todo un desafío ser madre, emprendedora, empresaria, consejera y muchos roles más a la vez. ¿Cómo combinas la maternidad con tu profesión?
Combinar la maternidad con mi profesión es un tire y afloje constante. Tengo agenda con colores (uno para cada hijo, uno para el trabajo y ahora también uno para el ocio porque si no el psicólogo me reta). Soy una persona muy práctica, así que resuelvo siempre con ese criterio: trato de organizar las actividades de mis hijos en casa o cerca de casa, hacer pool con otras madres, tener horarios para las tareas, etc. Mi trabajo por suerte me permite estar en casa, así que hago mucho home office que me permite combinar las dos cosas a la vez. Y en el trabajo es indispensable tener un equipo. Que todo siga funcionando independientemente de mí.
En cuanto a la crianza de los chicos, ¿cómo llevás la de tus hijos en los días que corren?
La crianza de los hijos en estos días es compleja, aunque ¡calculo que mi mamá pensaba lo mismo cuando a ella le tocó criar a los suyos! Para mí la base es el diálogo. Trato siempre de hablar con ellos, saber qué les pasa, ayudarlos a conectarse con sus sentimientos y ser empáticos con el resto de las personas. No etiquetar ni etiquetarse, darles libertad para que prueben actividades que les llenen el alma. En este camino he aprendido también a mostrarme más humana: mamá también llora, también se frustra, se equivoca (y pide perdón), a veces es vulnerable y otras es sólida como una roca.
Estoy convencida que lo que soy como mamá, es lo que mis hijos hicieron de mí. Camila me enseñó a amar sin reservas. Ella es toda entrega y todo corazón. Agostina me enseñó a defender lo que quiero a capa y espada. Maximiliano me enseñó a aferrarme a la vida y a ser resiliente.
¿Qué consejo le darías a otras madres?
Tu vida, tus hijos, tu maternidad.